José Gorostiza comentado por Juan Cú

En LUZ DESDE EL INFRAMUNDO. Revista electrónica de Poesía, presentamos laJuan Cú nueva entrega de “El último Infra.” José Gorostiza. Comentado por Juan Cú

Análisis crítico y mordaz con enfoque lúcido. Disfrútenlo!

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«Los comentarios sólo son un pretexto para leer el texto original». Juan Cú

 

NOTAS SOBRE POESÍA de José Gorostiza

(México 1901-1973)

El discurso fue leído por José Gorostiza el día 22 de marzo de 1955 en su recepción a la Academia de la Lengua Mexicana.

José Gorostiza vivió en una época en que se originaron las llamadas vanguardias latinoamericanas, y don José no desconocía sobre las vanguardias europeas de entre la primera y segunda gran guerra. Él es un referente de la historia de la poesía en México muy seguro. Su trabajo poético confirma que pudiendo solidarizarse con las propuestas de la vanguardia entre sus «contemporáneos», él optó por el silencio; se fue al estudio, a la biblioteca, como lo haría el francés Paul Valery (1871-1945), y después de meditar por lo menos 10 largos años- Don José Gorostiza diría que en «6 meses»-, escribió el poema que podría considerarse sino el más famoso, sí, el más significativo del siglo XX al menos en México: «Muerte sin Fin» (1939). (Significativo en el sentido de ser un poema orgánico, sistemático de algún modo, es decir, que puede andar el poema libre por el mundo y trascender sin necesidad de que los espíritus críticos posteriores la banalicen con su publicidad engorrosa. El poema goza de salud envidiable.)

 

NOTAS SOBRE POESÍA (1955)de José Gorostiza

José Gorostiza
José Gorostiza

Prólogo

l. «El poeta tiene ideas acerca de la poesía en las que manifiesta la relación que existe entre él, como inteligencia, y la misteriosa substancia que elabora. Estas ideas hasta donde he podido observar son tan precisas, cada una en su aislamiento, como las que se forma el artesano sobre la calidad de sus materiales o la eficacia de sus herramientas; pero, faltas de articulación y de método, no sería posible ensartarlas en un cuerpo de doctrina, sino, nada más; ofrecerlas en estado de naturaleza, como impresiones personales que no alcanzan a penetrar en el enigma de la poesía, aunque sí, cuando menos, proporcionan una imagen de la personalidad del poeta.»

COMENTARIO: Esta máxima de que «estas ideas…tan precisas» que debe tener el poeta para elaborar un discurso poético (o poema)»orgánico, «sistemático», es decir que sus partes discursivas establezcan entre sí una coordinación ejemplar para el desarrollo y aproximación de la poesía me parece un tanto difícil de llevar a efecto, es sin duda que los métodos de la filosofía desde la antigüedad utilizan este principio para representar la explicación de realidad humana (o posible verdad) de los fenómenos que lo rodean. La práctica de la filosofía nace en el pueblo griego de alguna forma utilizada como una solución al humano destino predeterminado que la religión o los dioses les señalaban. La poesía épica como la que escribió el poeta Homero entre los griegos es anterior a los métodos de la filosofía.

En la crónica de la Ilíada y la Odisea de Homero hay «poesía», y ésta como una lucha y liberación del hombre ante el rigor de sus dioses que les importunaban. así se podría colegir que hay dos métodos que el escritor tiene, en este caso, para enfrentar «la materia misteriosa» de la poesía; aquella intelectualizada previamente o esta última que, utilizando la herramienta del lenguaje que la naturaleza otorga irá, como excavando dentro de una caverna, a veces sin saber lo que le espera más adelante, tratando de encontrar un rubí, el oro o la poesía. Imaginar las ideas previas ante un problema poco conocido, pueden no ser muy precisas como generalmente se piensa. Suele uno olvidarlas ante la inesperada espectación venidera.

2. «El poeta no puede, sin ceder su puesto al filósofo,aplicar todo el rigor del pensamiento al análisis de la poesía. Él simplemente la conoce y la ama. Sabe en dónde está y de dónde se ha ausentado. En un como andar a ciegas, la persigue. La reconoce en cada una de sus fugaces apariciones y la captura por fin, a veces, en una red de palabras luminosas, exactas, palpitantes.»

COMENTARIO: El filósofo y el poeta son dos trabajadores del conocimiento, aquél tiene la escuela de la lógica que lo acompaña, y éste, el poeta, casi siempre creará su propia lógica poética en cada búsqueda de su lenguaje; el guerrero y el blandir de su espada.

3. «La poesía no es diferente, en esencia, a un juego de «a escondidas» en que el poeta la descubre y la denuncia, y entre ella y él, como en amor, todo lo que existe es la alegría de este juego.»

Comentario: Cuando se intenta buscar la poesía en la mayor de las veces no la encontramos; es ella quien nos encuentra, si al menos sabemos por dónde anda ella y tenemos a la mano una herramienta utilitaria para atraparla. (Ver: esa…la inesperada virtud de nuestro lenguaje).

Substancia poética

4. «Me gusta pensar en la poesía no como en un suceso que ocurre dentro del hombre y es inherente a él, a su naturaleza humana, sino más bien como en algo que tuviese una existencia propia en el mundo exterior. De este modo la contemplo a mis anchas fuera de mí, como se mira el mejor cielo desde la falsa pero admirable hipótesis de que la tierra está suspendida en él, en medio de la alta noche. La verdad, para los ojos, está en el universo que gira enrrededor. Para el poeta, la poesía existe por su sola virtud y está ahí, en todas partes, al alcance de todas las miradas que la quieran ver.»

COMENTARIO: El poeta muchas veces ante la confusa expresión de la naturaleza, tendrá a bién crearse un modelo propio (método personal) para intentar de alguna forma, apreciar el entorno que la rodea.

5. «Imagino así una substancia poética, semejante a la luz en el comportamiento, que revela matices sorprendentes en todo cuanto baña. La poesía no es esencial al sonido, al color o la forma, así como la luz no lo es a los objetos que ilumina; sin embargo, cuando incide en una obra de arte — en el cuadro o la escultura, en la música o el poema — en seguida se advierte su presencia por la nitidez y como sobrenatural transparencia que les infunde.

Hay recias obras del arte de los hombres en las que la poesía no intervino. El Partenón en su majestad empequeñece y abate. La arquitectura está sola en él, grandiosa y escueta. El Taj- Mahal, en cambio, aparece frente a los espejos de agua en que se mira como anegado por una inconfundible inspiración poética.»

COMENTARIO: Poesía y belleza van de la mano y se entre-cruzan por la caricia que el arte ofrece a la poesía cuando ésta figura un espejo ante su presencia. El arte sería el sagaz intento de asir a la poesía, como la poesía el evitar manifestarse, materialmente, en la contemplación de la obra de arte.

6. «La substancia poética, según esta mi fantasía, que derivo tal vez de nociones teológicas aprendidas en la temprana juventud, seria omnipresente, y podría encontrarse en cualquier rincón del tiempo y del espacio, porque se halla más bien oculta que manifiesta en el objeto que habita. La reconocemos por la emoción singular que su descubrimiento produce y que señala, como en el encuentro de Orestes y Electra, la conjunción de poeta y poesía.»

COMENTARIO: La «anagnórisis» o reconocimiento también ocurre en la búsqueda de lo poético y en la poesía, se aplicó como un recurso narrativo en la tragedia griega, que a partir de ella la trama de la obra cambia porque la «anagnórisis» o reconocimiento ofrecen la revelación de algo oculto, muy semejante a los poemas en que se nos revela, después de leídos y escuchados un conocimiento importante que percibíamos se encontraba ahí.

DEFINICIONES

«…Desearía saber, si alguien pudiere explicármelo, por qué, pero lo ignoro; y en mi ignorancia me digo -¡suprema evasión la de las uvas verdes!- que el interés del poeta no está en el porqué, sino en el cómo se consuma el paso de la poesía a la palabra, ya que ésta, prisionera de la denotaciones que el uso general le acuña, no parece poder facilitar el medio más apto para una operación tan delicada.»

COMENTARIO: Pareciera que «la poesía» no se pudiera explicar nunca a través de nuestros tradicionales formas de razonamiento lógico, pero lo que sí podemos es «intuir» la poesía apenas como un cambio en nuestro registro mental cuando al utilizar el lenguaje de alguna manera, el lenguaje se comporta «no» como un instrumento de la comunicación entre nosotros mismos simplemente, sino como herramienta accesoria que indaga el preciso momento del origen del lenguaje humano, y éste lenguaje inédito, además, nos va dirigiendo más allá de nuestra propia voluntad.

«…Un buen amigo me preguntó ¿qué es la poesía? Quedé perplejo. No sé lo que la poesía es. Nunca lo supe y acaso nunca lo sabré. Leí en un tiempo mucho de lo que se ha dicho de ella, de Platón a Valéry, pero me temo que lo he olvidado todo. Esto no obstante, contesté que la poesía, para mí, es una investigación de ciertas esencias –el amor, la vida, la muerte, Dios- que se produce en un esfuerzo por quebrantar el lenguaje de tal manera que, haciéndolo más transparente, se pueda ver a través de él dentro de esas esencias.»

COMENTARIO: Cuando se buscan las definiciones históricas sobre la poesía, más que aclaraciones al respecto, se encuentran más y más divagaciones acerca del tema; cuando el francés Paul Valéry (1875-1945) habla sobre poesía parece que escuchamos a un filósofo en búsqueda de acortarle el paso a la poesía, y ésta siempre lo evade. Pareciera que no alcanza el lenguaje para poder siquiera intentar limitar su entorno. Es posible que el hombre de la antigüedad que aún no podía comunicarse con los otros hombres mediante la expresión de una lengua, estaba él más cerca de «la poesía» que le otorgaba una naturaleza que le hablaba desde la contemplación, desde su silencio impasible.

«…Frente a semejantes conceptos, tan vagos que nada encierran de substantivo como no sea frustración y desaliento -¡así es de inasible la materia que se quiere capturar!- me sentiría inclinado a corregirme ahora, diciendo que la poesía es una especulación, un juego de espejos, en el que las palabras, puestas unas frente a otras, se reflejan unas en otras hasta lo infinito y se recomponen en un mundo de puras imágenes donde el poeta se adueña de los poderes escondidos del hombre y establece contacto con aquel o aquello que está más allá. Mas, como ya lo habréis advertido, esta segunda definición es, aunque en otros términos, la misma que la primera. Tampoco ésta se sostiene en pie ni podría, en su dolorosa invalidez, servir a ningún propósito sensato.»

COMENTARIO: La similitud de la poesía con la naturaleza ofrece alguna lección: en la historia de la humanidad hemos creado una larga teoría sobre el comportamiento de la naturaleza; intentamos a través de la diferenciación de sus fenómenos, argumentos que nos explican el funcionamiento del mundo en que vivimos. Pero más que conocerla (compren-der-la), los hombres nos hemos servido de ella, porque es más fácil disfrutar el fruto que averiguar la semilla.(El ¿por qué? de la semilla)

Antes disfrutábamos sin pensar los atributos de la naturaleza, ahora que los pensamos sufrimos por no encontrar alguna respuesta razonable.

…El viaje inmóvil

«Decía Lao-Tsé: «Sin traspasar uno sus puertas, se puede conocer el mundo todo; sin mirar afuera de la ventana, se puede ver el camino del cielo. Mientras más se viaja, puede saberse menos. Pues sucede que, sin moverte, conocerás; sin mirar, verás; sin hacer, crearás.» He aquí descrita, en unas cuantas prudentes palabras, la fuerza del espíritu humano que, inmóvil, crucificado a su profundo aislamiento, puede amasar tesoros de sabiduría y trazarse caminos de salvación. Uno de estos caminos es la poesía. Gracias a ella, podemos crear sin hacer; permanecer en casa y, sin embargo, viajar.»

COMENTARIO: José Gorostiza nos ofrece en este párrafo una solución no occidental ante nuestras limitaciones racionales de occidente- en búsqueda de asir «la poesía» de alguna forma. No dudamos que José Gorostiza hubiese emprendido la lectura de «Cathay» (1915), poemas del poeta chino Li-Po (701-762) traducidos por Ezra Pound (de Rihaku de las notas de Ernest Fenollosa).

Ernest Fenollosa (1853-1908) redescubrió el arte japonés tradicional y también de la escritura del chino mandarín clásico, cuando Japón deseaba occidentalizarse minimizando su cultura nativa. José Juan Tablada (1871-1945), habría de completar esta curiosidad por la poética del oriente hasta influir marcadamente en México e Hispanoamérica hasta finales del siglo XX.

Paréntesis

«En mis días he oído hablar a menudo sobre cierta pretendida impopularidad de la poesía. Tal impopularidad suele atribuirse a diversas causas y, sobretodo, a una especie de enrarecimiento de la composición moderna, que la haría difícil de entender a personas desprovistas de fortuna literaria. Dudo si la poesía fue popular en otros tiempos, cuando el aeda cantaba las hazañas de los héroes en el banquete y Ulises se conmovía hasta las lágrimas oyendo relatar sus propios infortunios. La gente que se reunía en torno a la mesa –casi siempre la bien surtida mesa de la casa real- era sin lugar a duda gente de abolengo, que debió tener una responsabilidad principal en el culto de la poesía, puesto que ésta era, a un tiempo mismo, compendio de las tradiciones históricas y religiosas del pueblo y almáciga de todo humano saber.

En nuestro idioma, desde los días en que, fruto de una intensa búsqueda en los papeles de la antigüedad clásica, el «mester de clerecía» se cuela en el arte poético, la poesía se convierte en cosa de adiestramiento. El poeta nace, es verdad, pero una vez nacido, se hace. De una manera, la poesía, como por lo demás todas las disciplinas artísticas o científicas de nuestro tiempo, para a ser objeto de los afanes de una minoría que la crea o que, simplemente, posee preparación para disfrutar de sus placeres.

Nada de anormal encontramos en esto; pero en el caso especial de la poesía sucede que su vehículo, el lenguaje, es también el instrumento corriente de comunicación entre los hombres, y mientras cualquier persona sensata estaría dispuesta a reconocer que no pinta, le sería difícil admitir o siquiera pensar (si puede hacerlo) que no habla. Hay quienes, dueños de una cultura general respetable, que dicen gustar del último Strawinsky o preferir al primer Dalí o, aún mejor, que confiesan no interesarse en entenderlos, cuando se les coloca frente a una obra maestra de la poesía –si no la entienden- sienten su propia deficiencia como un insulto personal del autor. ¡Superchería! ¿Cómo se puede engañarlos, a ellos, con palabras?»

COMENTARIO: Había en la antigüedad clásica la figura y personalidad del «poeta» que narraba «las hazañas de los héroes» en el banquete de los aristócratas, los había también poetas en la plaza para el pueblo y no fueron inferiores en narrar los acontecimientos de aquéllos humildes soldados del pueblo en las guerras mediterráneas, que gracias a su valor de éstos últimos fueron alabados por los poetas ante el público y sus familiares. Estos «poetas» públicos tenían entre otras funciones explicar y atenuar la tristeza de los padres, contaban y cantaban la manera en que murieron o sobrevivieron sus hijos en la guerra, se les otorgaba también, la «fama» de que eran merecedores por su comportamiento en la batalla. Esta «fama» tan ansiada entre los griegos como deseaba febrilmente por el autor del Quijote hasta el siglo XVI.

Claro es que la poesía a sufrido modificaciones, pero antes de cambiar su entorno, las modificaciones la enriquecen, así cruzamos la edad media enseñando en los monasterios la retórica clásica con el fin de emular la brillantez de la poesía antigua escrita por los grandes poetas, y, acaso un logro significativo fue «La Divina Comedia» de Dante Alighieri (1265- 1321), hasta llegar al siglo XIX convertida la «poesía» como cualquier «disciplina artística o científica», dispuesta a buscar algún nuevo ideal dónde hacerse frutífera. Los estudios sobre la poesía a finales del siglo XIX, y principios del siglo XX, indican que la poesía y filosofía emprendieron los mismos objetivos, aunque con distintos procedimientos. Las mejores inteligencias se reparten entre ellas.

Muerte sin fin

Poesía-Canto

Si la poesía no fuese un arte sui generis y hubiese necesidad de establecer su parentesco respecto de otras disciplinas, yo me atrevería a decir aún (en estos tiempos) que la poesía es música y, de un modo más preciso, canto. En esto no me aparto de un ápice de la noción corriente. La historia muestra a la poesía hermana en su cuna al arte del cantor; y más tarde, cuando ya puede andar por su propio pie, sin el sostén directo de la música, esto se debe a que el poeta, a fuerzas de trabajar el idioma, lo ha adaptado ya a la condición musical de la poesía, sometiéndolo a medida, acentuación, periodicidad, correspondencias.

Los poetas de mi grupo –el «grupo sin grupo» que dijera Xavier Villaurrutia- nos complacíamos en reconocernos individualmente distintos cada uno de los demás y, en conjunto, algo así como extraños a la generación que nos había precedido. Las cosas no andaban precisamente así. Hacia 1920-25 el Modernismo, y en primer término la voz estentórea de Darío, llenaba aún el ambiente de poderosas resonancias y, en verdad, fueren cuales hubiesen sido nuestros modelos más cercanos –Nervo, González Martínez o López Velarde- el grupo había nacido para la poesía bajo el signo gigante del Modernismo. Y éste ¿qué fue, en su idolatría de la forma, sino una verdadera orgía de musicalidad?

Un movimiento de reacción, en el sentido opuesto, se inicia entonces. Mi generación marcó, como actitud de principio, un cierto desdén hacia los recursos de la prosodia, que estimaba sacrílegos; pero no fue ella, imbuida como estaba en el gusto de las bellas formas, quien pudo llevar aquel desdén demasiado lejos. En donde mejor se advierte esta reacción es en la poesía actual, aunque no tanto aquí en México como en otras provincias del idioma, ya que el modo en que se trasegó la poesía española al vaso indígena, en pleno siglo XVI, parece haber imprimido para siempre en nuestra literatura el sello inconfundible de la herencia clásica.

Estamos por consiguiente –y éste es el hecho que deseo subrayar- frente a una postura contemporánea que desea, si no librarse de la musicalidad, sí apagarla, resiste a servirla. La poesía de los jóvenes no quiere que la música se apodere de ella y la esclavice; huye de lo declamatorio y lo operático y se refugia en una especie de balbuceo vagamente rítmico, en el que se introduce, aquí y allá, un endecasílabo perfecto o una rima involuntaria. Tal parece como si en el esplendor de las formas cristalizadas, el poeta se sintiera rodeado de una fragancia excesiva que le impidiese respirar a pleno pulmón. De este modo se llega a ver como pura superfluidad todo cuento la poesía elaboró en el idioma para poder realizarse.

Sabemos cuánta sinceridad y cuánta honradez se encierran en esta actitud que nos ofrece una poesía despojada de afeites innecesarios, pero no sólo esto, sino que apenas dotada de un tímido hilillo de voz. La poesía saldrá seguramente rejuvenecida de esta experiencia. Conviene recordar, sin embargo, que nada existe semejante a una libertad irrestricta. Todo está sujeto a medida, y la libertad puede no consistir en otra cosa que en el sentimiento de la propia posesión dentro de un orden establecido. Las reglas del ajedrez no oprimen al jugador, le trazan una zona de libertad en donde su ingenio se puede desenvolver hasta el infinito.

La afinidad entre poesía y canto es una afinidad congénita. En un momento dado podrá relajarse o en otro hacerse más íntima, pero habrá de durar para siempre, porque no radica en el lenguaje –en el austero arsenal de la retórica, que caduca y se renueva sin cesar- sino en la voz humana misma, que el hombre presta a la poesía para que, al ser hablada, se realice en la totalidad de su perfección.

La diferencia entre prosa y poesía consiste en que, mientras una no pide al lector sino que preste sus ojos, la otra necesita de toda necesidad que le entregue la voz. Cada poeta tiene un estilo personal (a veces indicador de su postura estética) para «decir» sus poesías. Éste las canta, aquél las reza, otro las musita, uno más las solloza. Nadie se confina solamente a leer. Encomendad a quien queráis que diga un poema. En el acto impostará la voz a la tesitura del canto y a continuación el verso saldrá vibrando de su garganta, con un temblor de vida que sólo la voz le puede infundir; porque ocurre –mis amigos queridos- que así como Venus nace de la espuma, la poesía nace de la voz.»

COMENTARIO: Es un hecho que mientras más se trabaje el idioma por parte del escritor, nuestras frases, versos, prosas, obtendrán la musicalidad esperada porque pareciera que ello nos lleva a un fin la idea del arte: su perfeccionamiento. Recuérdese que el simbolismo francés exclamaba: «la musique avant toute chose…» la música ante todo, Paul Verlaine (1844-1896).

Algunas opiniones de autores del siglo XX consideran recomendar lo contrario a la musicalidad y canto; establecen metodologías distintas de «cómo escribir los versos», intentando un objetivo diferente a los versos músicos; recomiendan versos de «arte menor», para ser leídos en voz baja, como conversando con el público oyente, muchas veces versos ambiguos, difusos, prosaicos… (Ver ejemplos en Las Vanguardias Literarias en Hispano-américa. Hugo Verani, entre otras recopilaciones)

En el caso del poema Muerte sin fin, el propio José Gorostiza, contrariamente y viviendo en el influjo de la vanguardia, emplea en «Muerte sin fin» versos a modo de silva: heptasílabos y endecasílabos, sin rima «a la antigua manera», una musicalidad tenue, no «estentórea» (retumbante) como la de Rubén Darío, música de cámara, no de orquesta que va de la mano con la temática grave que José Gorostiza emplea en lo que llamaríamos un poema «en busca del conocimiento», semejante a Primero sueño de Sor Juana (1651?-1695), o el poema de las «Soledades» de Don Luis de Góngora (1561-1627).

El literato Juan Rulfo que fue su amigo opinaba que la voz de Gorostiza en el poema de «Muerte sin fin» estaba siempre en «sordina».

Don José entiende que la poesía indígena (prehispánica en lengua nahuatl o «lengua mexicana») fue cubierta y simulada literariamente desde el siglo XVI:

«ya que el modo en que se trasegó la poesía española al vaso indígena, en pleno siglo XVI» por los clérigos de oficio, importunando de manera proverbial el estudio histórico y verdadero de la poesía «mexicana» hasta finales del siglo XIX, y que durante el siglo XX, aún continúan propagando análisis filosóficos-literarios de poemas disfrazados en la actualidad, por la métricas y modelos de la tradición petrarquista- del italiano Francesco Petrarca (1304 – 1374)- desde aquel momento de la conquista.

Para José Gorostiza la tradición de la poesía de herencia española y consideración «clásica»(de origen griego) en México es de gran importancia debido a su desarrollo natural desde la conquista. De la misma opinión fue el erudito y escritor Alfonso Reyes (1889-1959).

José Gorostiza, evita de alguna manera, en este escrito, el oponer la tradición clásica de la poesía mexicana con la otra tradición romántica en México que para Octavio Paz, un año después, será importante para el debate sobre la historia de la poesía mexicana (Ver El Arco y la Lira, O. Paz, 1956.)

El desarrollo poético

«En años no remotos, estimulados por la lectura de Valéry, me preocupaba –como a él- descubrir las leyes que gobiernan el crecimiento y la terminación de un poema, a partir de su simiente. El poema, así se trate nada más que de un soneto, ni nada menos, viene a ser como la unidad de medida de la poesía. La dificultad no está en saber cómo empieza el poema. Todo poeta tiene siempre a la mano su primera línea, pero ¿cómo se desarrolla? ¿cómo acaba? He aquí el caso. Hay indudablemente una variedad de procedimientos que no es fácil reconocer, pero dos o tres de ellos –los más comunes- saltan desde luego a la vista.

En el primero, que se podría llamar desarrollo plástico, el poema crece como un cuadro en el sentido de la superficie que ha de llenar.

Tiene un plano anterior, luminoso e incisivo, y tiene un fondo de escalonadas perspectivas en donde se esfuman los motivos accesorios. El desarrollo plástico resulta limitado en cuando a que el poema debe confinarse al espacio que el autor le concede; y es finito, porque ahí, dentro de ese espacio, el poema se agota y acaba, de suerte que el autor mismo podría retocarlo, si quisiera, pero nunca proseguirlo.

Dotado de un sistema de vida anterior, estático, el poema queda frente a nosotros, como el cuadro, abierto a nuestra capacidad de contemplación. El poema suele tener también un desarrollo dinámico. Puesto en marcha, avanza o asciende en un continuo progreso, estalla en un clímax y se precipita rápidamente hacia su terminación.

El poeta ha de medir de antemano la parábola que corresponde a la potencia del proyectil; pero en este método, las posibilidades de crecimiento resultan inagotables y el poema puede prolongarse indefinidamente, ya sea por acumulación o porque se establece un círculo vicioso, como en los cuentos de nunca acabar. Es el poeta quien, con su sentido de las proporciones, le pone un hasta aquí.

Tenemos, por último, un poema en que no se nota el crecimiento. De la primera a la última línea crece y va tomando cuerpo insensiblemente como en el desarrollo de un ser vivo, de un fruto o de una flor, hasta que alcanza sin esfuerzo, naturalmente, el tamaño, la estatura, la proporción que le dicta su propio aliento vital. El madrigal de Cetina debió producirse de este modo. No podía haber sido ni más sucinto ni más explícito y hubo de quedarse así, dentro de ese cuerpecito de poema niño, rebosante de su preciosa niñez.»

COMENTARIO: Sobre el «Desarrollo Poético» que señala José Gorostiza, no es otra que la alusión de cómo se escribe un soneto (sus reglas, desarrollos, efectos y defectos, experimentaciones y teorías…etc.)

Del soneto tenemos la historia de sus creaciones en lengua española de más de 500 años; se podría considerar los antecedentes del soneto desde la época de los césares en la historia romana y aún años atrás- el verso como la medida mínima, significativa y armónica de la lengua humana-.

José Gorostiza explica desde el punto de vista del soneto como la unidad de medida poética, algo así como lo es el metro en los sistemas de medida internacionales. Esta medida como posibilidades poéticas del poema: un soneto es un poema de 14 versos medidos con rima o no y con una forma preestablecida en la que se encuentra – sí es que el poeta lo decide y logra verlo así- las infinitas combinaciones de su forma, asegurando sus armónicas proporciones.

Más allá, en la plasticidad de crear un poema con un soneto o con varios de ellos. Estos sonetos se disgregan luego, y como un río dan entrada a la forma de una «Silva»: (poema escrito con versos endecasílabos y heptasílabos) manteniendo sus proporciones que asigna la tradición, y que el poeta adecúa a su manera. («Muerte sin Fin», el poema de José Gorostiza es en general una «silva»)

El «madrigal» de Gutierre de Cetina – de influencia artrarquista – del que habla Gorostiza se considera uno de los más perfectos manteniendo su armonía y proporciones con respecto a la unidad como las del soneto en su mínimo y ejemplar valor. Salvador Díaz Mirón, un gran sonetista, quíso emular a Cetina en el poema «Ojos Verdes».

Gutierre de Cetina

(Sevilla 1520- México 1557)

Ojos dulces:

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquel que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.

«La construcción en poesía»

«En su Defensa de la Poesía observa Shelley que «las partes de una composición pueden ser poéticas sin que la composición, como un todo, sea un poema». Nada más cierto ni, cuando así pasa, menos afortunado, pues ¿qué se diría de una casa en la que cada una de las habitaciones fuese admirable, pero todas juntas no pudieran integrar la unidad en que consiste justamente una casa? No es cuestión ésta que suscite ninguna duda: si un poema se os muestra en la condición que señala el poeta inglés, estáis frente a una obra fallida; y el error no debe atribuirse a otra causa que a negligencia de lo que el poema significa como unidad arquitectónica. La poesía y la arquitectura, al igual que la poesía y el canto, se amamantaron en los mismos pechos.

En la actualidad, el poeta no suele proponerse problemas de construcción. De vez en cuando –cada día menos- utiliza ciertos elementos del arte poética tradicional y levanta con ellos, cuarteta sobre cuarteta o lira sobre lira, como con dados, un somero edificio que se sostiene, si la unidad interior es profunda, gracias a ella y no a la solidez de los materiales empleados. El soneto proporciona ocasión de construir de veras, conforme a un modelo feliz. El caso de la construcción en grande, como en los vastos poemas de otros tiempos, no se plantea ya. Quiero decir, no puedo callar, que lo siento como una enorme pérdida para la poesía.

Estamos bajo el imperio de la lírica. La poesía ha abandonado una gran parte del territorio que dominó en otros tiempos como el suyo. El diálogo, la descripción, el relato, así como otras muchas maneras de poesía, que con tan notoria eficacia se combinaron en libros como –por ejemplo- el del Buen Amor del Arcipreste de Hita, se han ido a engrosar los recursos del teatro y de la novela.

Dentro de la lírica, cuando menos como la concebimos en la actualidad, parece que la única causa capaz de desatar un poema es el dato autobiográfico. La conmoción que un acontecimiento produce en el poeta al incidir sobre su vida personal, se traduce, convertida en imágenes, en una emanación o efluvio poético; pero no en un poema, porque esta palabra «poema» implica organización inteligente de la materia poética. Treinta o cuarenta composiciones (en los cuales se puede reconocer siempre el contenido de pura o autentica poesía) suelen formar, unas tras otras, lo que el público llama «un libro de versos». (¡Qué horrible expresión: «un libro de versos!) Y en el libro podrá haber cierta uniformidad de emoción y de estilo, y de un poema a otro, tales o cuales eslabones que dan la sensación de una continuidad invisible; pero el libro no mostrará, a su vez, la unidad de construcción que nos agrada encontrar en un libro.

La suma de treinta momentos musicales no hará nunca el total de una sinfonía.

La historia marcha cada día hacia el futuro ajena a toda noción de misericordias; no sería nada insensato, así pues, que en lugar de pedir que la poesía sea como fue en el pasado, tratásemos de comprender que puede ser ya tarde para aceptarla como es hoy. Tampoco sería absurdo pensar, en este amanecer de la edad atómica, en un mundo sin poesía, un mundo habitado únicamente por «expertos», de donde la poesía fuese desterrada como una escandalosa manifestación del pensamiento primitivo del hombre. Mas, mientras tanto, ¿sería mucho exigir que las partes de una composición sean todas poéticas y que la composición, en su conjunto, resulte un poema?»

COMENTARIO: No puedo estar más de acuerdo con lo dicho arriba por José Gorostiza- y no hay quién pueda decir lo contrario, siquiera algún premio nobel de literatura del siglo XX podría disentir de este punto sin ser cuestionado por cualquiera que conozca los grandes recursos de la tradición poética. (Se pueden leer los ensayos sobre poesía de algunos de ellos y generalmente piensan lo mismo)

«El poeta no suele proponerse problemas de construcción…tradicional y levanta con ellos, cuarteta sobre cuarteta o lira sobre lira, como con «dados», un somero edificio que se sostiene…» dice Gorostiza. Y no es descabellado creer que se refiere esto último a un poema demasiado libre de interpretaciones escrito por el francés Estéphane Mallarmé (1842-1898): «Una tirada de dados jamás abolirá el azar» (Un coup de dés jamais n’abolira le hasard, Francia, 1897, su último poema experimental, poema posiblemente iniciador de la vanguardia europea).

Habrá alguno que exponiendo una teoría «fuera de la comprensión», sustentada sin el rigor del verso y el poema, diga que se puede llegar a escribir el gran poema en México o latino-américa o en Europa sin la idea de una construcción pensada y edificada de «buenos versos», versos músicos, poesía que cante.

– A varios escritores que conocí y platiqué, mexicanos y extranjeros… y he de informar que lamentablemente, «se dieron cuenta muy tarde», según sus propias palabras. No hace falta decir nombres.

APUNTES SOBRE LA VANGUARDIA EN MÉXICO. La columna de Juan Cú

En LUZ DESDE EL INFRAMUNDO. Revista electrónica de Poesía, presentamos laJuan Cú nueva entrega de “El último Infra.” La columna de Juan Cú. Apuntes sobre la vanguardia en México.

Análisis crítico y mordaz con enfoque lúcido. Imperdible.

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Cito ahora algunos textos difíciles para hablar de «vanguardias»: Las Visiones de San Juan del Nuevo Testamento, algunos textos herméticos de la Roma del siglo I, el Primero Sueño, de Sor Juana (1649?- 1695), un poema de Rubén Darío (Nicaragua 1867-1916) a Amado Nervo (México, 1870-1919), que le dedicó, y empieza: «La tortuga de oro»…, también Una tirada de dados jamás derogará el azar de Stéphane Mallarmé (FranciaHistoria de las literaturas de vanguardia 1842-1898), también el intraducible Abanico de Madame Mallarmé que, Alfonso Reyes (México, 1889-1959), intentó tres veces traducirlo, y creo no se sintió satisfecho de lograrlo, Nadja ¿novela?, de André Bretón (1896-1966), a James Joyce (Irlanda, 1882- 1941), con su Finnegans Wake (aunque digan que no es un poema), Trilce, de César Vallejo (Perú 1892-1938), Las Jitanjáforas, como las definió Alfonso Reyes, de Mariano Brull (Cuba, 1891-1956), el «Capítulo 68», de Rayuela, del Sr. Julio Cortázar (1914- 1984); Blanco, de Octavio Paz (México, 1914-1998), sin mencionar algunas rarezas de juegos verbales (culteranismo) y conceptuales (conceptismo) del barroco, y algunos poco conocidos e indescifrables en la gruesa Antología o cancionero de Bartolomé J. Gallardo (1776-1852), que revisó escrupulosamente el Sr. Don Antonio Alatorre (México, 1922-2010), encontrando un poema perdido de Sor Juana, interpretado por él.

UNA REVISIÓN AL PASADO

Hablar de antologías es hablar de algún modo de literatura. Se puede considerar a El Cancionero Flores de Varia Poesía como la primera antología escrita en México, en 1577; el Sr. Francisco de Icaza (México, 1863-1925) propone otra fecha.

Pensemos en los cambios en lenguaje en la historia de la poesía desde el siglo de Oro Español (siglo XVI), hasta las vanguardias europeas y movimientos poéticos latinoamericanos de los años veinte y los cincuenta del siglo XX; luego giremos la cabeza al pasado, ¿qué obtenemos?

El pensamiento poético propuso, para la escritura artística, todo lo que ganamos en el arte desde la influencia griega de la Ilíada, de Homero, hasta Don Luis de Góngora (España, 1561-1627): mantuvimos vivo el arte poético de calidad, y aquí, con Góngora, se le llamó Siglo de Oro, que quiere decir: lo más relevante que al idioma Español le pudo acontecer en el siglo XVI-XVII. Del siglo XVIII hay poco que decir sobre el ¿avance? del lenguaje artístico; y no hay siglo de plata o bronce posterior. Lo que pudo haber sucedido en el siglo XVIII es que ya no había que superar nada de los talentos del siglo XVI y XVII que conformaron una cúspide demasiado alta para los espíritus del siglo posterior en lengua hispana (a lo mejor no había individuos de la talla de aquellos). Los europeos no quieren hablar del tema (véase los prólogos y largas introducciones a las antologías de poesía del siglo posterior o siglo XIX, entre ellos los de Don Marcelino Menéndez y Pelayo (España, 1856-1912).

Las vanguardias literarias en hispanoaméricaHasta aquí, alguien pudiera preguntar ¿por qué no se le ocurrió a una persona ofrecer el porqué del abandono literario en Europa? Respuesta: muchos lo hicieron, los más importantes fueron José María Blanco Crespo Blanco White (España, 1775-1841), Letters from Spain, Londres, 1822, y Autobiografía, edición de Antonio Garnica, Sevilla, Universidad, [1975], (Colección de Bolsillo) y, sobre todo, Don Ramón Menéndez y Pelayo (España, 1856-1912), que escribió una gran revisión de los asuntos poéticos, artísticos y científicos de su siglo. (Ver Polémicas, indicaciones y proyectos sobre la ciencia española (Madrid, 1876), y Estudios poéticos (Madrid, 1878), La ciencia española, 2™ edición, refundida y aumentada (Madrid, 1887-1880), la Antología de poetas líricos castellanos desde la formación del idioma hasta nuestros días (1890-1908), la Antología de poetas hispano-americanos (1893-1895) y la Historia de la poesía hispano-americana (Madrid, 1911).

Por supuesto, Don Marcelino se cuidó, en sus Antologías de poesía española e hispano-americana, de no criticar severamente a los poetas vivos (a los poetas hispano-americanos contemporáneos suyos; los menciona pero no publicó sus nombres), asunto personal, a decir suyo, pero no pasó nada relevante en el siglo XVII y parte del XIX. (Cabe decir que el erudito más preclaro en México sobre cosas españolas durante el siglo XVI y parte del XVII, «de aquí en México y, en allende el mar» fue Don Antonio Alatorre Chávez (1922-2010), director eterno del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colegio de México. Le incomodaba y molestaba toda información venida de alumnos y personas ajenas a la institución que se relacionaran con citar a Don Marcelino Menéndez y Pelayo.-entre los lobos te veas-. Ver «un caso agudo de menendez-pelayitis», en Ensayos sobre crítica literaria, Centro Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), México, 1994.

Fue hasta el siglo XIX que a un muchacho latino-americano de un pueblo pequeño de Nicaragua, llamado Rubén Darío (Nicaragua 1867-1916), se le ocurrió hacer una revisión del estado de la poesía en lengua española (acto y estudio revisionista) que integra la famosa colección de Autores Españoles (1857), que publicó el Sr. Manuel Rivadeneyra (1805-1872), de lo poco que llegaba y lo mejor que había de libros en su tierra (En México hasta los años 90 del siglo XX en las bibliotecas públicas y universitarias abundan solo una docena de ejemplares dispersos de la colección original. Si existe la colección completa, estaría bajo reserva y guardada bajo llave, como se acostumbra en México).

No fue solamente Rubén Darío un crítico de la poesía; (que lo fue y muy agudo, estudió la fonología- estudio de los sonidos vocálicos y consonánticos de la lengua-), fue quien fundó, de alguna manera, los estudios lingüísticos en español; ensayó todas las métricas del pasado hispano e intentó el hexámetro griego, sí, el de la Ilíada, de Homero, y ajustó la métrica española. Propuso poemas con la misma calidad artística de los autores del siglo de oro, pero con los aires de su tiempo, el siglo XIX, una poética «modernista», no «vanguardista», que agradó a los europeos que aún no despertaban del somnífero siglo XVIII (también hubo envidias y odios para R. Darío y su propuesta).

A finales del siglo XIX, un error de percepción, creo yo, por parte de los escritores que cruzaban el nuevo siglo XX, que en su afán de ver los cambios vertiginosos y de insistir anclarse en la nueva modernidad, (llámese esta vanguardia europea, algo distinta de las vanguardias latinoamericanas), los obligó a un camino áspero, dramático y desértico.

A grosso modo, un poeta puede exprimir el arte si este contiene más de 2500 años de antigüedad. Hay mucho que buscar y encontrar. El arte de la humanidad, cuando existe, es de sobra arte aquí, y en todas partes pero, al negar el arte anterior, los propios vanguardistas de finales y principios del siglo XX (1930) negaron este arte que podría llamarse «tradición», herencia, historia de las formas poéticas y conceptuales, etc. Con esta negación del arte, a estos escritores les quedaría solamente el «lenguaje puro».

La definición de «lenguaje puro» ha sido tema muy platicado en las tertulias del pasado. Eso de quitarle a la poesía lo que no es de ella, lo que no le pertenece y de ahí intentar la escritura de la inefable «poesía» es muy difícil examen para los aventureros del siglo XX, sin agua, sin alimentos para cruzar el desierto poético.

Paul Valery (1871-1945) prefirió irse a su casa y meditarlo aproximadamente 10 años, (ver sus monumentales Cahiers, cuadernos de escritos privados). El resto de los vanguardistas, ya lo sabemos, empuñaron la pluma y escribieron incesantemente; otros, se dieron a experimentar el fenómeno del lenguaje, los menos.

Oliverio Girondo (Argentina, 1891-1967), antes de morir en la cama, preguntaba a sus amigos sobre la valía de sus poemas.

La duda del arte que siempre nos aventaja la edad; Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) se alejó rápidamente del ultraísmo que había fundado en España cuando joven. Guillermo de Torre, cuñado de Borges (Madrid, 1900- 1971), no pensaba jubiloso sobre las vanguardias del siglo XX, treinta y tantos años después, a pesar de que fue el cronista oficial de ellas (Literaturas europeas de vanguardia, Madrid: Caro Raggio, 1925 reeditado y ampliado en 1965, 1 tomo pág. 946, España. En México, si hay suerte, en tres tomos).

Antes, Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948) se la pasó refutando toda su vida la teoría del «Creacionismo», de Pierre Reverdy. José Gorostiza, (México, 1901-1973) inserto en la época de las vanguardias, calló: catorce años de silencio después de su libro: Canciones para cantar en las barcas (1925), para decidirse a escribir a la hispánica manera, no vanguardista, una silva en general que es su tesis-poema, Muerte sin Fin (1939).

Octavio Paz (México, 1914-1998) siempre negó pertenecer al surrealismo, (aunque hijo de la vanguardia, como él dice, su poema Blanco pretende acomodarse a Una tirada de dados jamás derogar el azar, de Stéphane Mallarmé (Francia, 1842-1898). Decía Octavio Paz de André Breton: «fue un hombre obcecado y castigaba con la expulsión a quienes desviaban sus principios surrealistas del arte»; también Octavio Paz, como su mentor, el Sr. José Gorostiza, volvió a la tradición métrica, al pasado (endecasílabos), de la poesía española con Piedra de Sol en sus tres ediciones con sus tres respectivas tachaduras y enmiendo.

En fin, el siglo pasado transcurrió con mucha teoría y una praxis pocas veces estimulante. Así, regresando a principios del siglo XX, aquellos hombres festejaron la vanguardia aceptando como principio un poema que los fundaba, el poema más curioso de la tradición francesa, un poema libérrimo, padre de muchos poemas que han significado la fundamental obra de poetas importantes 80 años después en América y en Europa. Y se podría apostar que no hay todavía quien supere este poema, ni siquiera quien lo iguale, ¿y esto bajo qué términos y principios?

Este poema, Una tirada de dados, lo escribiría el poeta francés más correcto y refinado, dueño del arte antiguo como pocos. (Es difícil este señalamiento, pues Paul Verlaine podría hacerle alguna sombra. Para estas comparaciones, los críticos son diferentes solamente en el gusto, es decir: la opinión ya no importa, y este, el inusitado sabor del arte que todo ser humano en alguna época de su vida deberá probar y conocer, si acaso le va en suerte, la idea de que las diferencias en literatura son de gusto y por lo tanto la crítica pasa a segundo término).

«Un coup de des jamais n´abolira le hasard», Una tirada de dados jamás derogará el azar, es un poema de Stéphane Mallarmé de 1897. Cuando revisaba su poema Herodías, pidió a su ayudante y a su hija que destruyeran sus escritos diciendo: «No hay herencia literaria ahí» (A la mañana siguiente, 8 de septiembre de 1898, murió).

Stéphane Mallarmé fue un poeta ejemplar, conocedor de Góngora (algunos críticos europeos lo niegan pero, al revisar sus escritos y cartas inéditos, llegaron a la hipótesis de que sí lo leyó), sonetista correcto, creador de un famoso salón o tertulia (desde 1876), que visitaban los escritores alemanes Stefan George y Rainer Maria Rilke, los franceses Paul Verlaine y Paul Valéry, los novelistas André Gide y Huysmans y el poeta irlandés W. B. Yeats. También el músico Claude Debussy compuso en 1892 una obra sobre su poema La siesta de un fauno, y Maurice Ravel, el compositor del Bolero de Ravel, muy conocido en México, le escribió música a poemas suyos como Trois poëmes (1913).

Poetas Luz desde el Inframundo. Martín Tonalmeyotl

Martín Tonalmeyotl

https://www.facebook.com/Tonalmeyotl

Martín Tonalmeyotl, (Martín Jacinto Meza, 1983) nació en Atzacoaloya, Guerrero, Martín TonalmeyotlMéxico. Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Guerrero, Mtro. en Lingüística Indoamericana por el CIESAS y profesor de la Universidad Intercultural del Estado de Puebla.

Ha participado con lectura de sus poemas en el VI Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores, Literatura en voz de sus autores, 3ª Feria del Libro Guerrerense, La Fiestas de Nuestras Lenguas, entre otras. Algunos de sus poemas han sido publicados en la revista Sinfín, Mujeres en la historia II, 

Poesía Mapuche, en el periódico La Jornada en los suplementos: la Jornada del Campo y Ojarasca. Es integrante del libro: Los 43 Poetas por Ayotzinapa (2015).

Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía presenta con honores y orgullo la voz de Martín Tonalmeyotl

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POEMAS NAHUAS

(Inéditos)

Ojtsitsintin

Matikinchijchiuakan ojtsitsintin

ika inxochipakilis atepanoltin,

kampa kokonej xkintemomotsos apismiktle,

kampa mikilistle mayejko tla se yeueuentsin

niman amo ika ikuitlapil kolotsintle

niman amo ika miktepostsitsintin.

Matikinchijchiuakan ojtsitsintin

ika tlakatlaltipaktin,

asiuatsitsintin

niman ika tototlajtoltsitsitsin

uan ueliskej teijliskej tlinon otikchijke ipan in tlaltipaktle.

Los caminos

Construyamos caminos

con puentes de alegría

donde el hambre no pellizque a los niños,

donde la muerte sólo llegue con la años

y no con la cola del alacrán

y no con las armas de fuego.

Construyamos caminos

de hombres-tierra,

de mujeres-agua

y de lenguas-pájaros

que parafraseen nuestras huellas.

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Tlaluajkajle

Nikneke niyes niuiuisakatsin.

Maasikan uejka nomastlakapaluan,

matlaixmatite nopatlanalis kampa xaka ixtlamate.

Nikneke niyes niuiuisakatsin

niman nipatlanis ijtik moxtin.

Niktemos kanon uajmextok akiyajtsintle

kema, nikasis se tlaluajkajle

niman ika on uajkaltsintle,

nikmoyauas nokokoltlajtol.

Jícara de barro

Quiero ser un colibrí para volar al infinito,

que mis alas lleguen donde nadie alcance

y que mi vuelo conozca el incógnito.

Quiero ser un colibrí

y volar entre las nubes

para buscar el manantial de lluvia,

tomar una jícara de barro

y con ella,

derramar la lengua de mis abuelos.

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Kuak nikneke ninokuikatis

Uetse tonajle niman noche najmanchiua.

Xnemej totomej, xnotlaloua ajakatsintle

nin kana patlanej xijtsitsintin ipan in chikaualistle.

Noyakajtsol ken se tlakachiche

nechilia maninokuikate

niman ninokuikatsia pampa maka nelkauas in tonajle.

Kema noyolika nikake nokualis

niman tlaka nokuikaluan

kinekej tenakastlaposkej,

teixtlaposkej

niman kinekej kinpajtiskej noche tlakamej

uan melauak kintlauelmitsia kalmaseualtin.

Maske te, tlaka on kauitl melauak pitelotsin

niman on tepantlakamej

xkauiliaj maueiya nokuikaltsin,

xkauiliaj manokuepa se xijtlapajtiketl

kampa kijtoua tla kauiliaj,

melauak miyak ualixuas ken ixua xijtle

niman kuajkon miyak tokniuan kinmakixtis

kuajkon te, oksejpa san ompa oninokau,

kan niknektok ninokuikatis

niman xaka nechakake.

Intento de melodía

Cae el día y todo se vuelve agónico.

No hay pájaros, no hay viento

ni hojas secas sobre la vereda de la vida.

Mi olfato de hombre-perro

me pide que cante

para rememorar la historia del día.

Después de leer detenidamente mi propio canto,

me doy cuenta que las melodías

tienen la intención de perforar oídos sordos,

de rescatar ojos perdidos

y de curar a hombres

impacientes ante la sociedad.

Sin embargo, el tiempo es corto

y las paredes humanas,

no permiten que mi canto

sea una hierba curativa,

porque si se le permite,

se multiplicará como maleza sobre la tierra

y dañará a una gran parte de la sociedad inhumana.

Por ello, vuelvo a quedar

solo en el intento

de ser escuchado.

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Amo xchiua

Amo xkisa ,

amo xmotlalo,

amo xtlanemile.

In ikxiojtin kimpiyaj intlapijpixkauan

uan ijtokaj tlakaajakamej,

siuakojkoltsitsintin

niman xochikokonej.

Amo xchoka,

amo xuetska,

amo xmijyote.

Kampa tla timijyotsia poliuis tlaltipaktle

kan chantej toniuan uan tlachistokej,

tlaltipaktle uan ijkatok ipan se miktlaltipak.

Amo xtlanemile,

amo xisteuetska,

yamok xtlajkuilo,

xkinkauile san noyajuamej matlajtokan tonaltsitsintin.

Recomendación

No salgas,

no hables,

no pienses.

Las veredas que pisas tienen sus espías

llamados hombres-viento,

mujeres-abuelas

y niños-flores.

No llores,

no rías,

no respires.

Porque si respiras se perderá el mundo

que parece de los vivos,

cimentado sobre una tierra de muertos.

No pienses,

no sonrías,

deja de escribir,

que el presente hable por sí solo.

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Ye youej

Sesentemej ye yajtiuej.

Youej uejka kontemoskej chikaualistle.

Chikaualistle kijtosneke, kualtsin chantiskej

ken nochipa ye chantinej.

Inkalijtik tokniuan yokalakiko on koxkuajle,

amo ken okintlajtlajtouilijkej,

amo ken okinemilijkej kitaskej,

kijtouaj te kampa ipan ojtin

sa titlamakasis tonkisas

kampa mojmostla tsajtsiuaj, poliuilou.

Ipan ojtin, ye miyak kistinemej tlakamej

inka inteposuan, sa xoxotlatinemej inxijlan.

Telpochkokonej melauak kinekej ijkon kistinemiskej

kuajkon te, seke tajtin mejor kinkixtsiaj inkoneuan.

Kijtouaj kampa kuak on tepostin chijchaj,

melauak ueye tetlatsiaj inka inkualaktsin.

Se ueuentsin kijtoua kampa on tlitsintle

niman kualaktle amo tlanemiliaj, maske te,

kintlakuijkuilia uan san telpokakokonej

kampa yajuamej te ken kojxoxoktin

uan sese ixtlapanej niman uejkauej tlatlaj,

uan tla xuelej tlatlaj, kuajkon melauak pokisaj

niman tla poliuej xuejka komonextsiaj.

Uan ye ueuentsitsintin xoktepaleuijkej,

tla uetsej, kuajnokauiliaj, xok notelketsaj,

xok kinekej nemiskej.

Por eso te kintlakuijkuiliaj uan telpokakokonej;

kokonej uan tlaixnamikiskej,

uan ueliskej melauak kimiktiskej

san akinon kinyakapan tsatsakuilia.

Ye youej kampa xkinekej makimajokuikan,

tla okimajokej, kuajkon te kineke tlajtlajkuijkuiliskej

tla kuaskej se bala inmixkuatipan noso tla nemiskej,

tla nemej kuajkon te

kineke temiktiskej oke yajuamej.

Sesentemej ye yajtiuej,

kinkajteuaj ojtsitsintin sa yajuamej,

kinkajteuaj inkaltsitsiuan niman intajtsitsiuan

uan ixtenchojchokaj niman kinemiliaj: ¡amo xuiya nokoneu!

kema oksejpa tlanemiliaj niman kijtouaj: ¡maijke te xuiya!

Migrantes

Se van de uno en uno.

Los guía la lejanía en busca de vida.

La vida para ellos es vivir a su modo

y por eso la buscan.

A sus casas ha llegado el abismo,

no como se los han contado

sino como lo viven sus ojos

porque al parecer,

en las calles sólo camina el miedo

y los gritos creados de la nada.

En las calles la moda es andar

con algo reluciente en la cintura.

Los más pequeños son muy aficionados a esa moda

y por eso, algunos padres sacan a los hijos de sus casas.

Cuentan que cuando los fierros escupen,

queman todo con su ácida saliva.

Un viejo del pueblo dice que el fuego

y la saliva no piensan, sin embargo,

siempre acaban reclutando a los más jovencitos

porque son árboles tiernos,

que fácil se parten y tardan más en quemarse

y sino, al menos les saldrá mucho humo

y serán fáciles de localizar.

Los hombres viejos no sirven

porque se dejan caer a la primera,

se niegan a vivir porque da lo mismo.

Por eso escogen a los más tiernos,

aquellas valerosas manos

adiestradas para prenderle fuego

a quien se les atraviese.

Los migrantes se van porque si los levantan,

tendrán que elegir entre una bala o la vida,

pero no cualquier vida, sino aquella

que cobrarán con otras más.

Se van de uno en uno

dejando las calles solas,

las casas solas y a los padres solos

con lágrimas que gotean un «no te vayas

pero mejor, vete».

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Chilapeños

Tajuamej

uan ne tiualeuaj ikxitlan Teskitsin

niman kechka iyeualijkan Chilapan,

kan tsiouej melauak techkuitlapanuia

se chiche tejtex uan ijtoka Nejmojtilistle.

Kamaniantika san ompaka tiyanaj niman xtechita.

Kamaniantika iuan topanouiyaj

niman tikchiuaj kampa xtikitaj.

Yajua, noijke kichiua kentla xtechita

kentla xtechijnekue.

Kamanian maske melauak tlakpak tipatlanej,

yajua te no ompa yo techtokatij,

san uejkatsin techikxiijnektij.

Notajtsin

se tota uan sa kech ye tajtle,

uajtopone intlakotsin se kech yemankatlajtojle:

«kijtoua kampa on diablito ikonetsin

techkuitlapanuiaj san pampa yotechuelitak»

najua noijke nikijtoua kampa kineke

techixpolos, techyolmaxalos niman kema

techtekitiltis, techtlalis matikimasikan tokniuan

uan uelis tikinkuepaskej ken chiche itlapiyas.

Najua te melauak nechyolajmana niman nikualane

kuak nikita nempoliue on ueye chikaualistle uan ijtoka

«pakilistle».

Najua te nitlakachilapeño,

San nikuajtoloua nokualak

niman amo nikmoya notlajtotsin

kampa tla onikmoyau,

on nejmotilistle nechinuatojtojkilis itskuiuan

niman kuajton te,

tlanesis ompa nitlajkaltos san nikojkoyoktik.

Chilapeños

Nosotros

los nacidos al pie del Teskitsin

y a las orillas de Chilapa,

caminamos por donde nos acosa

un perro que carcome llamado Miedo.

A veces nos escondemos cerca sin que él lo note.

Otras veces, nos cruzamos los pasos

y hacemos tuerta la vista.

Él también hace tuerto el olfato

para fingir que no ve.

Otros días, a pesar de volar muy alto,

nos damos cuenta que nos sigue.

Desde lejos olfatea nuestros pasos.

A mi padre,

de casi la edad de los huehues,

se le caen de la boca palabras sensibles como:

«Ese hijo de la chingada

nos siguen sólo porque le gustamos»

y concuerdo al darme cuenta

que lo único que persigue es hacernos

como él, para cazar más humanos

y convertirlos en miados de perro.

A mí me causa coraje y rabia,

al ver contaminado ese aliento antes llamado

«alegría».

En mi impaciencia de chilapeño,

trago mi propia saliva

y trato de no hacer llover la palabra

porque si no respeto eso,

el Miedo me mandará a sus perros

y estoy seguro que amaneceré

con el cuerpo incrustado de plomo.

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Sokisiuatl

!Xmokuiteua siuatsintle!

Xkase motlauauanal

niman xkinuauana mokontsitsiuan sesekej.

Xkauile maijkoyoka mokojtlauauanal

impan itlakayotsin kaxtsitsintin iuan komaltin.

Manokuikate motlajkilteu impan inxayak

in sokitlapaleuijkej uan chantej kan tlakualo.

!Xmokuiteua siuatsintle!

On tekolotsintle uan kuikayekana mikilistle

yokajte toaranjas uan onka tokiyauak.

¡Siuatsintle!

Amo xkintsakua mixtololojtsitsiuan,

tla tikintsakua xokuelis tikintlapos

niman xok nemis akinon kintlakualtis mokoneuan.

Amo xkoche siuatsintle,

xmokuiteua niman xpaatla mosoki,

xteka on sokitl sa apaltik

kechka yotiktenchijchi ika xalpitsaktle.

Xkaua on kochistle siuatsintle

kampa yonka yetlanese, ye las 4

niman nikan poliuej molkaxtin, tlalchikijtin

niman tomintsin uan ika nokouas

aceite niman totoltemej.

¡Siuatsintle!

Xyolchikaua moyoltsin.

Xtlapalue moalmajtsin ken tikintlapaluia

intentsitsiuan niman inakastsitsiuan

mokouan.

Maka xmokauile mamitstlane kochistle.

Xuajla siuatsintle niman touan xnejneme,

amo xtlajkalteua in sokichikaualistle.

Mujer de barro

¡Levántate mujer!

Toma tu raspador de palo

y adelgaza con ella tus frías ollas.

Deja que cante esa jícara mágica

sobre el cuerpo de las cazuelas y los comales.

Que se escuche el dulce cantar del tlajkiltetl

sobre el rostro de estos ayudantes de cocina.

¡Levántate mujer!

El búho anunciador de la muerte

ha abandonado la verde toronja de la casa.

¡Mujer!

No cierres los ojos,

si lo haces no podrás abrirlos

y no habrá quien dé de comer a tus pequeños.

No duermas,

levántate y bate el barro,

echa ese lodo sobre el suelo

cercado con la fina arena.

Abandona el sueño

que ya son como a las 4 de la mañana

y aquí hacen falta más molcajetes, ollas caladas

y dinero con que comprar

aceite y huevos.

¡Mujer!

Haz fuerte tu corazón.

Pinta tu alma como pintas

las bocas y las orejas

de tus rústicas ollas.

No dejes vencerte por el sueño.

Ven mujer y camina con nosotros,

no abandones esta vida de barro.

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Neluasiuatsintle se

Tajua te monantsin ajakatsintle.

Noche tlajtoltin mokoneuan.

Motokayo te melauak notlakaita

niman moajuiyalis xochiistak,

melauak nomoyaua ken xopanayajtle.

Xtsotsolo mopeyoyotsin ijuitlakeme

pampa ijkon kojtsitsintin noyekkuikatiskej

niman on tlakamej uan kintokayotsia «indios«,

oksejpa mamitsnojnojtsakan

ika in xochitlajtoltsin.

¡Amo xpatla tokojkoltlajtol!

Mujer raíz uno

Eres hija del viento.

Madre de todas las lenguas.

Tu nombre es sagrado

y tu perfume de blanca-flor

se esparce como neblina en primavera.

Desnuda tu piel de plumas de ave

para que los árboles entonen cantos sonoros

y los hombres llamados «indios»,

vuelvan a enamorarte

con la lengua de los dioses.

¡No cambies la voz de nuestros abuelos!

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Siuatlajtsonketl

Nonantsin yope tlajtsoma.

Mojmostla okualkan

ika isokiixtololojtsitsiuan,

imatlayoltsin niman ikxiokojuan,

kijitsoma pakilistle ken itla soyatsintle.

Kuak yeyas ontekitis

nixamijteua, nopetsojteua.

Yo sa uetskati ken kana ajakatsintle,

tikijtosia kekeloua ipan ixijlan.

Kuak neyajmantle kineke itech nopepechos,

nonantsin peua nijtotsia, tsijtsikuine niman uetska.

Kuejuestkilia on lamajtsin nejmankamayantle.

In lamajtsin san ontlacha niman kisa notlaloua

ixmejmetsijti ken kana tikijtosia,

ipan ikuitlapil uajpilkati se chiche.

Najua te, san nikmatlaxkalouilia itekiyotsin nonatsin.

La artesana

Mi madre se ha vuelto una artesana;

todas las mañanas

con sus ojos de barro,

manos de maíz y pies de ocote,

teje la alegría como si lo hiciese con la palma.

Antes de cada labor

se maquilla para lucir

sonriente como si la transparencia,

le hiciera cosquillas sobre la cintura.

Cuando la tristeza intenta acercarse,

mi madre baila, brinca y ríe.

Se mofa de aquella pobre arrastrada.

La tristeza, con los ojos salidos,

la mira y corre espantada como si detrás de ella,

viniese un perro mordiéndole la cola.

Yo, sólo aplaudo y celebro el trabajo de mi madre.

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Tlalnamikiltin

Tepetlanankilijle uan kakistitok ipan ixik atlajtle.

Tlaseseliotl uan uajkistok ipan imasekak techinanyo.

Kojtin uan inneluayouan tlalaktokej ipan xajle uan sokitke.

Ajakatotomej uan poliuej intsalko kojtin inmayotsitsiuan iuan inxijyouan.

Tonaltsintle uan kine kitlauilouaya niman kinaman kitotoniaya Tekiskan:

Atlajtle kampa yolik onokauile oniknapalo.

Kampa nomatsitsiuan okimatlalojkej imatsitsiuan

niman yajua xonauat niman san onokau,

kema okimasik nomauan, xtla okijto niman ope kinmatlaloua,

chikauak okimasik kampa kinekiya kimatisia

kenejke notlalojtok ipan noneluayouan on nekilistle,

on nekilistle uan ope nechejeltsiaj niman ope kejeltsiaj.

San otechitakej:

uejueimej tetsitsintin uan chantej Tekiskan,

yemanka ajakatsiotlakiliotl,

iistakkuikalis on achapanalistle,

meskal uan tlachijchijtle ika uva niman okpa otikonikej,

se kech cigarros gratos uan sa isoltikej niman otikinpokikej,

mandarinas pipitikej uan kamaxokokej,

naue tenxipaliomej uan machistiyaj ken nektle,

uan melauak onotejtenkuajkej maske xosiojkej…

maske te,

onotenkuajkej kechka kuajle onouelmatkej.

Recuerdos

Ecos disonantes sobre el ombligo de un río.

Frescor de cascadas emergidas bajo las axilas de los peñascos.

Árboles de pies desnudos enterrados bajo una arena lodosa.

Pájaros-viento invisibilizados por ramas y hojas verdes.

Un sol apenas visible y apenas caliente que alumbraba Tekiskan:

Lugar donde se dejó seducir por mis pequeños brazos.

Donde mis manos acariciaron sus manos

y ella silenciosa y tímida,

tomó las mías y solo calló mientras los acariciaba,

los apretaba para sentir ese sentimiento

que corría sobre mis venas, los cuales,

originaban mis suspiros y los suspiros de ella.

Los testigos innombrables son:

Las piedras gigantes de Tekiskan,

el viento fresco de la tarde,

la balada cristalina de la cascada,

dos copas de mezcal de uva,

unos cigarros gratos muy desgastados,

pequeñas mandarinas agridulces,

cuatro labios dulce miel

que se besaron no hasta cansarse…

sin embargo,

se besaron hasta sentirse.

LO «CLÁSICO» EN LA POESÍA MEXICANA. La columna de Juan Cú.

En LUZ DESDE EL INFRAMUNDO. Revista electrónica de Poesía, presentamos la nueva entrega de “El último Infra.” La columna de Juan Cú. Lo Clásico en la Poesía Mexicana.Juan Cú

Análisis crítico y mordaz con enfoque lúcido. Imperdible.

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LO «CLÁSICO» EN LA POESÍA MEXICANA

«Es clásico, no porque lo escribieran los griegos, sino porque está escrita en la mayor intensidad humana posible y que pocos espíritus posteriores de la literatura han podido igualar.» Juan Cu

Los estudios de poética en México continúan sanos. Los trabajos sobre asuntos de poesía clásica, griega y romana, junto con la crítica de la tradición española, siguen siendo de interés constante en nuestro país desde hace 300 años; la original e indígena, no tanto, por confusión y desconocimiento.

Se preguntarán ¿para qué sirven los estudios clásicos?

El estudiar lo mejor que se ha escrito en la lengua griega o romana da brillo alEl poeta Homero pensamiento y lengua española que hablamos; no olvidemos que el idioma español es heredero del latín, y de también del griego. Estudiar a los mejores representantes de la literatura clásica evita sustancialmente caer en el desgaste total de los frecuentes ciclos de pobreza literaria en la historia hispano-americana. (Ver, por ejemplo, la literatura española del siglo XVIII ).

Desde la fundación de la primera universidad de México (llamada en aquel tiempo Real y Pontificia Universidad de México. 1551), hubo, en nuestro país, la necesidad de competir con las universidades de España, debido a cierto recelo y menosprecio natural de los europeos hacia los estudios y personas (alumnos y maestros) en la naciente pero pujante colonia americana. Por aquel entonces y hasta la independencia de México, (1821) la competencia estuvo a la par entre ambos países en casi todas las categorías de vida.

Se decía que México disputaba a España el título de tener a los mejores escritores y académicos, gracias a la constante preparación de maestros y alumnos, sobre todo en humanidades. En México, desde la fundación de la universidad, siempre se tradujo a los escritores de la antigüedad con verdadero interés, compitiendo con las traducciones e interpretaciones españolas, tanto que, en el afán del perfeccionismo, cuando se publicó en la imprenta, en España (1632), la famosa Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, se cambiaron muchas frases y otras se adicionaron al original, escrita a mano, perdiendo un poco la emoción original del rudo soldado, para convertir las memorias de Bernal en un «clásico» de la pronunciación y escritura elocuente, aunque menos, si se compara con otros autores en el mismo tema y tiempo con respecto a las dornaturas barrocas y exageradas del lenguaje de la época, y a la manera como se hablaba el idioma español en España, a la «española» en el siglo XVI.

Ignacio Osorio Romero ha sido quien más ha estudiado el asunto. Por ejemplo, en su libro Conquistar el eco. La paradoja de la conciencia criolla, incluyó varios ensayos como: «Jano o la literatura neolatina en México», «Sobre la historia de la filosofía novohispana», O «El helenismo en México: De Trento a los filólogos sensualistas». En otros de sus libros aborda temas semejantes: Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767) y Floresta de gramática y retórica en Nueva España (1521-1767). También los hay de autores específicos, como el célebre Horacio en México, de Gabriel Méndez Placarte, que recoge textos de humanistas mexicanos, o Tópicos sobre Cicerón en México, también de Ignacio Osorio Romero, y México exalta y censura a Horacio, de Tarcisio Herrera Zapién.

A principios del siglo XIX, después de la Independencia de México, se continuó, con más ahínco, con disciplina inquebrantable con la tradición de los estudios clásicos. Así, las modas literarias, por ejemplo el «romanticismo» (1810–1824), nos llegaban de Europa a través de los periódicos, (ver El Ateneo Mexicano y Siglo XIX (1840) y El Monitor Republicano (1844)) libros y personas que viajaban y regresaban con noticias nuevas con la idea de «modernizarnos».

Estas noticias eran recibidas moderadamente por parte de los escritores templados de México, escritores ciertos de las virtudes universales de un lenguaje literario que poseían y plastificaban a su antojo y manera debido al incansable estudio: lectura, publicación y traducción de autores de la antigüedad.

Así, con la tradición a cuestas, emprendían los escritores mexicanos las modas europeas con mejor orden y causa, ofreciendo para la historia de la literatura del país, en este caso particular, poetas fuertes que la crítica extranjera reconocía en forma notable, mientras la crítica especializada y erudita les pedía describir a buen modo sobre sus paisajes nativos y la lucha social por su autonomía e independencia (Ver por ejemplo: Manuel Acuña, México (1849 — 1873), entre otros en la Historia de la poesía hispano-americana, de Marcelino Menéndez y Pelayo (Madrid, 1911)).

Se debe decir como un lugar común, y ocurre sin falta en cada nuevo siglo. A la entrada del romanticismo en México, se dieron cita una gran cantidad de escritores espontáneos y poco cultivados en el trasfondo del arte del verso que adornaban como candelabros prístinos la Ciudad de México, y que se «autonombraban poetas románticos», con el nuevo señalamiento de «modernos», a través del término del romanticismo europeo, además de que fueron arropados en mecenazgos públicos y privados. No merecieron más, salvo que, ya pasado un tiempo, su nombre fuese señalado en alguna historia de la literatura de México, como simples participantes de una época. (Ver periódico literario «El Renacimiento» (1869), y otros).

Los clásicos en los libros de las escuelas públicas, después de la Revolución Mexicana (1910), llevada a cabo por el escritor y filósofo José Vasconcelos, sirvieron para restaurar el pensamiento de un pueblo señalado por la barbarie.

De México se dice: es un crisol de todas corrientes literarias y poéticas que nos visitan del extranjero, aquí revolotean como luciérnagas todos los «ismos» de la vanguardia del siglo XX, y de cualquier moda; y además se nos critica de no estremecernos, sino sólo de su noticia pasajera. Esto es cierto, nos complacemos más por la durabilidad de la tradición y esfuerzo por mantener y enriquecer aún más el genio de nuestra lengua desde sus más ilustres representantes del pensamiento universal. No por otro motivo, sino la de evitar la estupidez, nacida del arrebato emocional del momento. «Los tiempos son de los que saben administrarlo».

Por este y otros motivos son importantes los estudios clásicos en México. El saber por qué y en dónde nos equivocamos para a tiempo cambiar a tiempo el rumbo.

Poetas Luz desde el Inframundo. Berónica Palacios Rojas

Berónica Palacios Rojas

https://www.facebook.com/beropalacios

Nació en Chapala, Jalisco1973. Lic. En Letras Hispánicas. Ha publicado en losBerónica Palacios periódicos El Informador Guadalajara, Jalisco, El Financiero del D. F. y colabora en El Charal Ajijic Jalisco, además en los semanarios de la Ribera de Chapala en La Página que sí se lee, Redes. Y en las siguiente revistas literarias: La partera, El Canto del Ahuehuete, Psicoactivo y Clarimonda,; Bitácora, Estepa de nazas, Plan de Pájaros, Tuxtepec, Oaxaca. Y en Guadalajara en las siguientes revistas: Orfeo, Reverso, Humanidades, Rémora y Arsbélico.  Actualmente es Directora de la revista y Editorial Papalotzi desde 2004 hasta la fecha. Es cofundadora del Encuentro Francisco González León del 2013 y 2014.

Ganadora del tercer lugar en del concurso de poesía y cuento Adalberto Navarro Sánchez organizado por el STAUdG, 2014. Ganadora del primer lugar en el Torneo de poesía y cuento en conmemoración de los 20 años del Aniversario del Concurso creadores Literarios FIL JOVEN organizado por el Sistema de Educación Media Superior y Editorial Verso Destierro. (2014).

Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía alcanza el máximo esplendor con la Poesía de Berónica Palacios Rojas.

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Petición última al hombre mar

Cuando muera viste de azul (como siempre)

acompáñate del viento que guarda su maullido de noche / murmura un

Ten miedo de mí / y que tus versos rodantes / fluyan con la cresta plateada alrededor de mis cenizas.

Cuando muera / cuida a los hijos / al limón y a los gatos

/ escribe y pinta poesía /

emborráchate con mis amigos / recuerda mi barroca estela / escucha mi carcajada que resguardan las paredes / las arenas / los viajes.

Porta la sencilla complicidad que nos distinguía /

la quietud de contemplarnos / de tocarnos los espacios infinitos

Regala todos los libros / los suvenir / las perlas:

Las colecciones de nuestras entregas /

diviértete / y busca la sirena que cuide de tus versos.

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La lluvia y La llovizna

La llovizna es mujer suave

y la lluvia, mujer independiente

que se entrega a todas horas.

La llovizna de noche

es serenata arrulladora de almas.

La llovizna empalaga

y molesta todo el tiempo.

Es mujer suave, paciente piedad

y dulzura chinga quedito.

    No quiere pasar desapercibida.

Despide un orden minúsculo

es esposa sumisa

    que siempre está lloriqueando.

La lluvia, amante imperativa

despide besos

que acribillan el cuello,

         la piel,

         el suelo.

Siente celos de saberse la segunda

en ocupar el mismo cuerpo,

        el mismo espacio

            el mismo sexo.

    Y llora fuerte

derriba árboles, casas

y hace zanjas en los recuerdos.

La llovizna es mujer atemorizada

que baja

y bebe sólo un sorbo de agua

mientras que la lluvia baja

            bebe bastante

             y se da entera.

Empapa todo

-con paso preciso, rápido, oscilante-

y se viene ansiosa en temporal.

    Despide un brebaje erótico

que el amante bebe satisfecho.

    Embriaga como torrente cada escena,

Impregna su olor afrodisíaco de humedad

y seduce al huésped cotidiano

hastiado de un solo cuerpo.

La llovizna barniza de letanías

canciones de cuna

    consuela y arrulla nidos

    con su sinfonía melódica.

Cuando amanece, la lluvia dejó su huella

-entre piernas con olor a sexo-,

en los techos, en las zanjas

y pasó por el caño del oxidado

    que respira

    por su único ojo ciego.

    Cuando el alba descubre su vuelo.

Ambas escamparon dejándolo temblar

con sus recuerdos.

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Escenas de mi vida

I

Mi niñez es un eco lejano

de las más amadas voces.

El sabor de la fruta madura

Y el no recuerdo de la verdura fresca.

El frío que dulce que jalaba mis cabellos

y mi padre con olor a bonzo.

Eso encontré en el pueril cofre

de mi memoria incendiada de recuerdos.

Un campo pleno de agüilotes, ciruelas y guayabas

que caían despidiendo su esencia.

Una ansiedad por encontrar hilos y tejer anhelos.

II

En la familia no se hablaba de nada, de nadie,

de ningún tiempo

sólo en sueños.

A veces por cartas

para preguntar sobre amantes cobardes,

triunfos fallidos, decepciones rancias.

Preguntar por muertos que viven

en mi libro inédito.

Discutir cosas efímeras y compartir

gustos elementales como el sexo

-que sólo revelábamos con los ojos-

o la flojera de querer enderezar

el andar de nuestros hijos.

III

Recuerdo sordas goteras

que musicalizaban el sueño,

las verdes matas a la orilla del río Bravo

y el hielo,

gota cristalina

que fallidos, decepciones rancias.

Preguntar por muertos que viven

en mi libro inédito.

Discutir cosas efímeras y compartir

gustos elementales como el sexo

-que sólo revelábamos con los ojos-

o la flojera de querer enderezar

el andar de nuestros hijos.

III

Recuerdo sordas goteras

que musicalizaban el sueño,

las verdes matas a la orilla del río Bravo

y el hielo,

gota cristalina

que con afecto, rencor y lejanía.

Así, nos amábamos.

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Camaleón

Me gustan tus espacios infinitos

Agridulce lagartijo de antiguos rituales.

Al contemplarte renazco

convertida en sombra /

en flor /

en verso.

Embriagados de aromas inquietos /

derivamos en inconcluso atrapa sueño.

Florezco en cascada

al estacionarme en tu misterio /

Juré albergar en tus ojos limpios /

camaleón de corazón perfecto.

Ritual de mil páginas /

humedad de siempre.

Acaríciame sin pretensiones /

mapa viviente que coleccionas abriles de invierno /

expande tus bondades

y bebamos un trago de noche.

Poetas Luz desde el Inframundo. Tanya Cosío

Tanya Cosío. 
https://www.facebook.com/tanya.cosio

Tanya Cosío. Nació en Jalisco, México. Ha publicado los siguientes libros de

Tanya Cosío
Tanya Cosío

poesía: Jocabed y la ranura abierta, PEQUEÑO PANFLETO EN GRAN FORMATO Y OTRAS CUARTILLAS, Ronda de muertos, A ba ni cos, Mi locura es una cuerda rota, Canto de cerdos, Poemas para poetas, De raíz y tierra, Coatlicue y Penélope rompe el silencio. Publicó la obra de teatro: A salto de frontera (Bululú de la inmigrante). Algunos de sus poemas han sido antologados en Perú, Estados Unidos, España y México. Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués. Pertenece a la Compañía de teatro La Escena Muda. Es colaboradora de la revista Red Door de Nueva York y promotora de la revista Iguanazul de lenguas originarias.

Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía brilla con la luz de la Poesía de Tanya Cosío.

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Casa chica

El corazón es una zanja donde alegre brinca la soledad.

Las cuarteaduras que los años dejan sobre la carne

lucen como el desierto de Ciudad Juárez.

La cama donde los sueños deberían vestirse con hadas y unicornios

es una cruel pesadilla de injusticia y el miedo,

es el peor criminal que duerme sobre los que perdieron el sueño.

Cesaria Evora canta a todo pulmón Sodade

y la patria es la casa chica del demonio.

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Carriola y espuma

Las mujeres con golpes bajo los granaderos

musas del capitalismo atroz,

manan sangre de sitios que no son comunes

en la naturaleza femenina.

Y una niña desde una carriola contempla

mientras amaciza a su muñeca

con los deditos rotos de tanto apretarla.

La carne, el hule y la espuma

respiran a través de las mismas branquias.

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De vivos

Así el amor anda tras los barrotes de lo insulso

así encontramos cobijo en los cinco metros cuadrados

donde nuestra existencia suele insertarse.

A pesar de tanto odio y coraje los vivos nos amamos

y nos morimos de vivos en el amor.

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Abrazo madre

La rosa que me contemplaba ayer

no es la misma que me mira hoy.

Sus pétalos desencajados

pretenden descender de nuevo a la tierra.

Creí que al comprar un nuevo florero

las flores crecerían alegres dentro del agua.

No es agua lo que necesitan

sino tierra en su abrazo madre.

Rompí el florero y enterré a la rosa.

Probablemente, volverá a nacer.

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COATLICUE

MADRE COATLICUE, MADRE TRASTORNADA

MADRE ASESINA, MADRE QUE CON TUS MANOS

ABRES EL VIENTRE DE LA TIERRA

PARA CREAR FOSAS COMUNES PARA TUS HIJOS.

MADRE DESESPERADA QUE DESGARRAS

CON DIENTES Y UÑAS LOS CUERPOS DE TU PATRIA

MADRE MAÍZ TIERRA ENLOQUECIDA

TEN PACIENCIA A TUS CRÍAS

CUÍDANOS SÁLVANOS COMO DICEN LAS LOBEZNAS LO HACEN.

MADRE ESCUCHA LAS PLEGARIAS QUE LOS HOMBRES

Y MUJERES DE ESTA TIERRA DESPLIEGAN SIN SABER TU NOMBRE.

MADRE GOLEM DESTAZANDO LOS ÚTEROS DE LA SAVIA

NO HAS DE VOLVER.

MADRE, VUELVE CON TODA TU GRACIA Y ESPLENDOR.

DESPUÉS DE LA GUERRA ENARDECIDA QUE HAS LIBRADO

DEJA A LOS QUE TODAVÍA CAMINAMOS POR TU SUELO

AMARNOS, LLORARNOS, BESARNOS Y REPRODUCIRNOS.

SOMOS TUS HIJOS, SOMOS LA LANZA DE LA ESPADA

CON LA CUAL DEBERÍAS LIBRAR BATALLAS

DETEN EL MAGNICIDIO. DETÉN TUS CABELLOS ENSANGRENTADOS

LÁVALOS CON EL LLANTO DE TODOS LOS DESAPARECIDOS.

ENTRE TUS SERPIENTES ALIMÉNTANOS

BAJO TU FALDA, CÚBRENOS

MADRE, CONMUÉVETE ANTE EL DOLOR.

PERDONA QUE NO NOS CONMOVIMOS ANTE EL TUYO.

MADRE TIERRA MADRE PATRIA MADRE AMOROSA

SÉ LA SIMIENTE DE UNA NUEVA MATRIA.

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A Ramón

Verde que te quiero

Verde, Velarde.

Ver Arde.

¿Verdad, Velarde?

La Vela que Arde en Velarde.

Vela que no Arda

Nuestra Suave Patria

Velarde.

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Lodo

Los días se van formando

uno tras otro

y uno quisiera degollarlos

arrancarles el vientre

tasajearles la espalda

vienen días como oración de muerto

encimándose, arracimándose uno tras otro

como multitudes arrojándose al metro de México.

Y uno les viste con banderillas de colores

con huipiles y la danza de la vida.

Ellos se empeñan en empañarnos los ojos

como procesiones tras el muerto.

Y uno agarra el día

lo levanta, le pone traje y sombrero

el traje aferrado en desmoronarse

el sombrero en caerse.

Uno agarra esos días

los vuelve montículo de tierra

sin cruz alguna

se arroja sobre ella

hasta convertirla en lodo.

Luego uno se viste de loco

de tiempo.

Y vuelve a la tierra.

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Vals necio

Sonrío a la cuna que nunca me acunó

nunca los brazos tuvieron manos, nunca

el beso fue más hondo que una coladera

nunca tuve boca ni fui mar, nunca canté

con voz engolada ni fui rey, nunca

me volví princesa entre tinieblas ni fui ruindad

nunca me conté con los dedos de las manos del pie

ni califiqué los versos más grandes

tampoco los pequeños, nunca descifré ni sabré

quién sí fue poeta o sólo nombre

no bordé testamentos estatuarios

poéticas del destino

sé llorar pecho batiente

como carcajada en cuerpo soy

no he sabido alabar a nadie ni postrarme ante nada

cubierta de palas, nada

supe morir cuando una mano lo dictó

pero nunca tuve manos ni alas

silencio ni plata para engarzar mi nombre

no tuve nombre sino un simple apelativo para designarme

nunca he dicho ya me voy a morir

tampoco que simplemente vivo

porque una hoja es un papel

y a mí me volvieron papel cuando nací,

mi nombre se esclaviza al día y la noche,

si muero he de morir como papel impostergable

si me muero he de morir como hoja, como piel

regenerándose continuamente

así que si muero, he de ser árbol interminable.

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Haikús

Roja flor que abres

tus pétalos al viento

guarda mi rostro.

*

Crujen ropajes

entre desnudas piernas

miran al alba.

*

Roce de telas

los muslos blanquísimos

el jazmín se abre.

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Sólo para ser justos

Para hacerle justicia al árbol

sólo para ser justos,

cada hoja donde se escribe

un poema

debería tener unas cuantas ramas

por donde se filtre la luz

alguna ardilla subiendo

por el tronco de la tinta

y uno que otro pájaro

cantando.

Poetas Luz desde el Inframundo. Lunamia Rocío Jiménez Pérez

Lunamia Rocío Jiménez Pérez

https://www.facebook.com/lunamia2405

Comalcalco, Tabasco, México. Escritora, Editora y Promotora Cultural. Egresada

Lunamia Rocío Jiménez Pérez
Lunamia Rocío Jiménez Pérez

de la Lic. en Computación, de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Ha publicado los libros de poesía: Sitios, lunamia (con voz de la autora); Abismo de luces (poesía experimental), Demonia (poesía erótica) y Antesala de muerte (poesía erótica editada en España). Coordina desde el taller literario independiente «Plumaje de Silencio Irreal», la mesa de lectura «Mundo Feliz» y el ciber taller de poesía Odise@. Fundadoras del grupo artístico «Odisea
Cultural«. Directora de la revista Odisea Tabasqueña y de la editorial independiente Odisea Cultural. Ganadora en el 2014, del Premio Estatal de Poesía «Marco Antonio Acosta» convocado por la Universidad Popular de la Chontalpa de Cárdenas, Tabasco. Presidenta Ejecutiva de la Unión Mundial de Escritores por la Cultura la Ecología y la Paz (UMECEP). Actualmente es organizadora del Festival de Cultura y Ecología México-Chile-Argentina que se realiza cada año en Tabasco en el mes de marzo. Y coordinadora del Encuentro Internacional de las Artes «Mujeres del edén que reverdecen con la palabra», que se realiza cada año en Tabasco.

Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía recibe con honores a Lunamia Rocío Jiménez Pérez.

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    LAS PIEDRAS SE CANTAN CON POLVO HUMANO

(fragmento)

El canto

He aquí

el aletear del espíritu

Belem Lezama

1)

Es la memoria un espejismo con hermosa cabellera

y mientras se peina murmura con su voz esclava:

Eres roca que canta…


Pero no es en este sueño donde anidan los umbrales

ni es el cuadro de honor que entiende tu ausencia

como una procesión del espanto

es la duda tirando de las trenzas en el cole

atada a la costa de tus risas.

Después de todo

no se puede regresar la fe

o el primer hallazgo de resurrección:

    –para las nenas listas

     no hay más camino que el blanco

dijo

sin embargo, el azul…

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2)

Entrando a los 13

con toda la desnudez posible,

se sacudía el sueño de ser invisible

y las plumas se teñían de pecado,

oculta

siempre oculta

bajo la luz que imponía la ceguera de los jueves santos

ante los pobres hijos del sudor,

pero el santuario era un pueblo de gusanos que infectaba los corazones

haciendo gestos ridículos con la mano en el pecho

y la cabeza inclinada

mientras

el nombre de todos los mártires se reía:

    Y en una isla de miradas

    se cantaba a coro celestial

    los dioses vestían de oro

lamían las puertas y el trono

esperando su salida triunfal

Entrando a los 13

con todas las benditas larvas reptando por la espalda.

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5)

En sus ojos

Las nubes

Venían a beber

Michel Cand

Escuchaba el sermón pensando en sus senos erguidos

decía amén pero deseaba gritar su nombre

alzaba las manos mientras bajaba al infierno

porque el dolor era tan dulce que amaba sufrir

y la belleza de su desprecio

corría por mis venas

me hacía temblar de éxtasis.

Oler su rabia de vainilla

era caer y caer

extrayendo toda risa

todo castigo de ausencia

todas las culpas del aire

en un lunar de su nombre

siempre

hasta el timbre de salida.

Era mi espejo la luna

ahí me tragaba todas las palabras de niña

¡más me valía mentir!

para poder probar la sagrada carne.

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Tempus

Y aquel mundo, sin amor, se extendía a todas partes

Alexandra Botto

13)

Colgando de las alturas.

Así me sentía en cada oración

y su amén tiraba de mi pecho como la muerte.

Era sencillo decirlo con la mirada,

insoportable como tener piojos y no poder rascarse

todos lo sabían bien

la rabia era mía

y me dejaba sin aliento con su espeso humo

a mí

a este hermoso monstruo que se arrancaba los alfileres de la culpa

para poder respirar.

Y cada día era una muerte

y cada muerte un infierno

y en cada infierno resucitaba para amar el sacrificio.

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15)

    Brinco y brinco y brinco

con la almohada más dulce

mi cuerpo de plumaje irreal parece romperse

pero no

sólo te imita tosiendo de lado

deseando ser otro sueño

otra espada que rompa el abismo de la tinta maldita

esa que nos besa mientras

escribe «monstruo» en nuestras frentes.

Por eso brinco más alto

la esperanza de romperme el cráneo contra el techo me consuela

me hace feliz de sólo pensarlo

porque entonces sería posible que yo fuese una princesita buena

salpicada de lodo-sangre que se cae

con trenzas risueñas

lista para el amor

a la orilla de la cama

mientras se sube las calcetas.

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16)

¿Importa si amanezco acurrucada en mi vértigo?

¡No!

Entra, sube y se baña para sentir el abrazo acuático

para deshacer las telarañas de la conciencia y quitarse el olor a sexo

se siente la piel tan perfumada y limpia

aunque por dentro está inundado en su propia náusea

con su fango disfrazado de fe y sus ojos de cordero

que no son más que dos medusas burlándose del mundo

trayendo más ruina y vacío a las almas que lo siguen

mientras las casas se abren para su paso y le ofrecen a sus hijos buenos

para hacerlos más buenos

y él los transforma en demonios enanos que nunca crecen

porque

siempre serán sus hijos buenos

dispuestos al aquelarre de su lengua erecta

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17)

Se aleja este veneno

y mientras observo su lindo culo

me hago invisible para la batalla de los hubiera

me atraganto con la sonrisa de los insectos

costurando su ritual a mi boca.

No es tan malo sentir el corazón podrido

como bien escuché en las misas de los jueves santos

ni es tan doloroso ser infeliz

porque aún con las pestañas engusanadas puedo ver su rostro.

De tín marí de do pingué.

Y lo sabíamos

no era la ausencia

ni el deseo chupando las uñas

ni la libertad de ser diablos sentados en la iglesia.

Era el apestoso sermón dentro de la suciedad en sus ojos

lo que corrompía el espíritu de todos.

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18)

Ahora lo veo más claro.

Te fuiste como llegaste

sin fe y con más infierno en el cuerpo

también entiendo que sufrías

porque alguien te rompió las alas y te sembró en el vientre

una bestia deliciosa que se hizo tu enemiga

pero al mismo tiempo te alimentaba con sus tentáculos.

Era el purgatorio ideal para todos

y lo heredaste.

Ahora lo cargo como una serpiente gigantesca en la espalda

y cuando respiro me enreda más y más

quiere quebrarme y hacerme su recipiente perfecto

quiere que yo siembre también

y cuando descubro donde colocar la semilla

te recuerdo

y entonces prefiero rasurarme el cuerpo y bañarme en alcohol

devorar tachuelas ardientes rociadas en ácido

y correr en la noche por toda la autopista con los ojos vendados

o volverme una masa de carne que se estrella contra el pavimento

lo prefiero, Señor cura

antes

que ser como tú.

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19)

Seguí ciertos pasos que no eran para los que como yo

se han bebido la misericordia con un gran filete término medio

en la mesa de todos los chacales y dragones que olfatean polluelos

y se relamen.

Tenía un plan

Entrar, cortar cabezas, ser inmensamente libre y recuperar mis alas.

Pero no contaba con que también tenía una peste entre las piernas

con las cualidades del mejor cosechador.

Ahora lo sé:

En el fondo de mi podrido órgano llamado corazón

respira un asesino

porque soy la cosecha maligna de una semilla maligna.

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20)

Al vaticano

Esta noche decido no ser débil

que necesito abrirme el pecho para sacar al monstruo con todo y sus raíces santas

basta de ese castigo a la fragilidad que no invoqué

que se carcajea cuando las palabras me sepultan con un hueco en el alma.

Basta de fingir perdón con los ojos tiernos

y el alma de puta.


en aquel recinto de infantes y palabras sagradas

danzamos con el desastre

entramos a su jaula de furia

y nos destrozó los sueños

pero aún así yo salí con la voluntad intacta.

Basta de comerme las entrañas

ante tu lápida

Dear Father

porque ya mis ojos se han transformado en estrellas.

El último Infra. La columna de Juan Cú

En LUZ DESDE EL INFRAMUNDO. Revista electrónica dJuan Cúe Poesía, presentamos la nueva entrega de “El último Infra.” La columna de Juan Cú.

Análisis crítico y mordaz con enfoque lúcido. Imperdible.

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LA PRECISIÓN POÉTICA EN MÉXICO.

«Se aprende a describir la realidad para luego señalar lo imposible».

«Cuando se nace con la virtud de la descripción literaria, está de algún modo ganada la precisión poética.»

«Quizá Salvador Díaz Mirón fue quien mejor sabía nombrar las cosas en México, y Ramón López Velarde quien mejor logró adjetivarlas, es decir, darle preciso camino a lo que nombraba.»

*Lo señalado entre comillas a lo largo del texto, es del propio autor, JUAN CÚ*

Cuando se escribe un poema de cualquier temática, debemos preocuparnos de

Salvador Díaz Mirón. México.(1853-1928) Libro
Salvador Díaz Mirón. México.(1853-1928) Libro «Lascas» (1901)

que vamos a comunicar esta pieza literaria (también es válido no querer comunicar nada, pero atenerse a las consecuencias estéticas) preocuparnos sí lo que estamos escribiendo ya se escribió en otra parte, aquí hay tres caminos a seguir:

Uno- repetir más o menos lo que ya se dijo (imitación),

dos- afrontar el mismo tema, pero con otra visión, pudiendo llegar a la originalidad y

tres- la originalidad (tan cuestionada porque se sabe que la originalidad nace de las ideas del pasado, claro si alguien, puede esto último demostrarlo).

Cualquier camino que sigamos nos llevará a la aventura del lenguaje:

La soledad de la palabra.

«La palabra es el último puente de la razón, después comienza el precipicio del espíritu: caída que solo es vértigo, ahí abundan los misterios de la creación humana, desde ahí comenzó Dante a escribir su Divina Comedia, ahí también Milton, su Paraíso perdido; ahí principio y fin, y encuentro con la posteridad.»

La precisión poética implica evitar todo aquello que desvía su objetivo literario (adjetivación innecesaria -el adjetivo preciso, sino suprimirlo-), nuestro sujeto poético desarrollarlo con virtudes, cuando sea posible, magníficas:

«La claridad de un poema debiera ser como una copa de cristal de murano: su sonido fuese igual a su transparencia»

Las metáforas, comparaciones e imágenes son importantísimas, debido a que evalúan nuestro nivel de conciencia poética. Estas, las metáforas, al reescribirlas como en el pasado literario les brindamos simplemente un mejor brillo; si las desvirtuamos no hacemos más que verlas de otro modo, debido a que en el pasado histórico demostraron su eficacia (prueba del tiempo que enfrenta al lenguaje en cualquier época).

Una metáfora debe ser escrita con el conocimiento de su tradición, arropada con la indumentaria del presente; presente que es siempre pasado, porque una metáfora «ejemplar» resiste el tiempo: pasado -presente-, futuro.

Reitero:

Escribir poemas es un acto originario, es transcribir desde el nacimiento del

Ramón López Velarde México (1888-1921)
Ramón López Velarde México (1888-1921)

lenguaje con letras que luego serán palabras, y a través de la «póiesis» (invención, creación), las palabras se hacen amantes -cómplices- y al juntarse entre ellas nombran y vuelven a nombrar el mundo como supuestamente lo hizo el primer Adán de la Biblia.

Volver a nombrar, es decir un poeta que nombra, es un gran peligro para los diccionarios y gramáticas desde Nebrija, primer autor de una gramática española en 1492, porque con Nebrija la lengua fue organizada para funcionar en el futuro como una herramienta pragmática de comunicación simplemente.

El poeta que nombra, crea otro lenguaje humano y este lenguaje persiste sobre el que está establecido previamente por la historia y las costumbres humanas, un lenguaje poético y su posible fruto, si mejor nos va, será la poesía.

La poesía no está presente ni definida en los diccionarios de la lengua,–cada siglo cambia su definición –aunque algunos gramáticos, lingüistas y científicos modernos, con una ciencia de la literatura que han adaptado a sus métodos, han creído atraparla para su disección, pero ésta, la poesía, es inefable, aún para las ciencias materiales: la poesía pasa ausente y desapercibida de la lógica occidental que la vio nacer, y obscura e irremediablemente libre como la hija extraviada de la razón de los hombres.

Poetas Luz desde el Inframundo. Isolda Dosamantes

Isolda Dosamantes

https://www.facebook.com/isolda.dosamantes

Nació en Tlaxcala, México, 1969. Poeta y Académica. Es maestra en Creación y Isolda DosamantesApreciación Literaria (Casa LAMM), Especialista en Literatura Mexicana (UAM) y tiene el diplomado en Creación Literaria de la SOGEM. Fue becaria de la Fundación Alberti, del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tlaxcala y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en su programa de Apoyo a Proyectos. Entre sus libros publicados destacan Apuntes de viaje, Praxis, 2012, Paisaje sobre la seda, Verso destierro, 2008 y Altura Lustral. Fundación Navachiste, 2000. Desde 1997 se ha dedicado a la docencia en el Centro Cultural la Libertad, la Universidad Autónoma de México (Ciudad universitaria, Taxco y Canadá), las universidades chinas de Hunan y Pekín, la Escuela de Escritores de la SOGEM. Actualmente es directora de la Galería Casa de la Nube en Tlaxcala, México; donde además imparte su taller de poesía.

Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía, le da la bienvenida entre fanfarrias a la poesía de Isolda Dosamantes.

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CUBÍCULO 13

A mis amigos de Santa Martha

Cada vez hablo menos y menos tengo que decir. Estoy en una tumba sin tiempo, en un sepulcro que me aprisiona con sus ángeles diurnos. No es que me moleste estar encarcelada doce horas en un edificio de cemento, es más bien la certeza de que después no hay nada. Es el saberme vacía en medio de la urbe donde la indiferencia te lleva al destierro de ti mismo.

La noche se va cerrando, se va cerrando ante mis ojos, las nubes lo invaden todo, las estrellas desaparecen con la luna y busco, busco por todas las calles y nada sucede en este instante.

Quizá con respirar es suficiente, quizá no hay nada nuevo en la esquina y quizá somos estatuas de cemento en los panteones.

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En la cantina

Bastó con iniciar el ron primero

una copa tras otra,

carcajadas,

un día sobre otro en otra cama,

una cerveza en la mañana,

un caldo para calmar la sed,

a la cantina,

un bolero de José Alfredo,

flores para la culpa,

cochecitos de carreras,

platicar con las banquetas,

un vaso más de ron y otro mañana;

una boca que pasa sus labios sobre tu rostro

otro ron y desvestirse en el disfrute de los cuerpos

que dan pena de tan torpes que caminan.

Paisaje sobre la seda, Verso destierro, México, 2008.

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Brujería

Cuando te nombro

caen una a una estrellas verdes

una cana, dos, diez años,

retoño de los sueños

veinte años y regresas.

Te escucho pintadas las ojeras.

Caminaríamos una calle juntos

si no fueras aceite que quema y se consume.

Del barro nos fundimos espirales

las sábanas de hotel

se agitan a distancia.

Eres sólo un mal día

dolor de espalda

un peso que no quiero tener.

Con este conjuro te ordeno que te vayas.

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La sombra

Quisiera ser el pincel que tienes en la mano

sentir tu excitación sobre algún lienzo.

Hoy estabas ahí como un fantasma

dibujando con tinta mi entrepierna

peces algas surgían de tus trazos.

Era un ritual que brotó lento

un manantial

entre unos labios que juegan a besarse.

Hoy tu voz era el grito nocturno de las aves

graznido en medio de la noche

luz que atravesaba mi ventana.

Hoy fuiste el eco de la noche

un viento frío que calmó el verano

de mi piel hecha volcán.

Fuiste el eco y la sombra

que al abrir los ojos se había esfumado.

Aún queda el aroma de la tinta bajo las sábanas.

Sábanas tejidas con la seda del recuerdo.

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VOLVER A LA INFANCIA

                    A Gabriela Salazar y la pequeña Camila.

Donde el viento es lluvia resucitas

desmoronas la caracola del tiempo

atraviesas el mundo con el febril silencio de la niña

desenredando la trenza de los años

deslizas tu destino a cada paso.

Entre el cabello y el viento

crece la luz de tus pupilas

crece el canto, la espiral

la nocturna sonrisa de la madre

en la espera del llanto de su hija.

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DANZA MAYO

Al venado de la bahía.

Danza bajo la luna

su pie tiembla: venado en salto nocturno,

su cuerpo: canto,

sombra de luna emergiendo del viento,

su cabeza sigue el compás

del riel que forma la luna sobre la mar.

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SANTANA

A Efrén Minero

-La gente canta atrás del compás

de la rockola, un bolero, dos cervezas-.

Una guitarra suena bucólica

estremece sus cuerdas

y son trueno estridente

temblor de médula

gritos

el silencio del viento

las cuerdas

son la voz de la aorta

que enciende la columna.

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HASTA EL ALBA

Hablábamos noches hasta la primera luz,

puentes para la patria;

me mirabas los labios

escribía con mis pasos en la calle de Palma

nuevos proyectos para la tierra.

Bailamos La Zona Rosa,

cantamos Garibaldi, bebimos tepache.

De esquina a esquina nos llamaba el viento,

éramos dualidad, triada, quinteto,

nos multiplicábamos en Dolores comiendo chino

tejíamos palabras con sueños

testigos fuimos del amor salvaje,

cambiando de zapatos.

Iluminamos alcobas

fuimos fuego en oficinas burocráticas.

Hablábamos en los hoteles y parlamentos,

política, futuro y rock-and-roll

se han ido quedando en el olvido,

sueños huérfanos;

los alcanzó la muerte inesperada a manos de un sicario.

Quedan aún los que tejen palabras cual sombreros de paja,

como esta humilde testigo de la tierra.

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SAN FERNANDO

A Carlos Vázquez Flores, in memoriam.

Son días que se cruzan como gatos nocturnos

cabalgan por los senderos del abismo

por las rocas del silencio y los panteones

van al instante del adiós

a la mirada que encendió las brasas

a los callejones que devuelven la caricia

que se esconde en la piel.

Te descubro en la acera de enfrente

seguirte es el impulso de mis pies

sólo fantasmas.

Por los libros que se quedaron en herencia

hoy supe de ti y tus sueños regresan

a tararear en mí el murmullo del viento

a repetir tu nombre Carlos, y me ahogo al no saber

donde llevarte flores, dónde besar la tumba.

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CUENTOS DE NAVIDAD

A Severino Salazar, in memoriam.

En tu honor leo Cuentos de navidad

prendo un incienso,

cómo olvidar tu sentido del humor

y esa alegría que derrochabas contando historias.

Recuerdo tu viaje a Egipto

tus pasos en Portugal bebiendo vino

tus palabras llegaron a meterse tanto

que tengo las imágenes del viaje.

Huy, ya me puse triste.

Ayer te convertiste

en la estrella de tus libros de Reyes magos,

quisiera abrazarte

abrazar a los cofrades de cantina

pero estoy lejos.

Cuando regrese no estarás para contarte nada.

Me quedo con tu sonrisa en la memoria, con tus historias…

Me quedo con esa parte de tus ojos estrella.


Traducción de Poetas clásicos en Luz desde el Inframundo. Anacreonte

En Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía traemos a la sección de Poetas Clásicos a Anacreonte, traducción e introducción por el maestro Janitzio Villamar.

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Poemas selectos de Anacreonte

De Anacreonte sabemos que nació en la isla griega de Teos. Su fecha de nacimiento es muy discutible. Janitzio Villamar demuestra, en su estudio, que la fecha probable que mejor coincide con lo de él sabemos es el año 593 a.n.e. Deanacreonte Teos se traslada a Abdera hacia el 543. De allí es llamado por Polícrates, tirano de Samos hacia el 533, en donde permaneció hasta su caída en 522. Atenas envió un barco por él, ciudad en la que permanecería hasta su muerte, tal vez antes del 514. La mayor parte de sus obras hacen referencia a su estadía en Samos y tratan de lo que conocemos como simposio, reuniones en las que se bebía, se hablaba y se escuchaba música. A esto se llamó «la corte del tirano».

El concepto de tirano no se ajusta al nuestro ni el de corte. Tirano es gobernante en principio electo y sin línea sucesoria, pero más adelante impuesto y hereditario, hecho que ha dado como resultado nuestra versión actual de tirano, a la que se añade el comportamiento abusivo. Corte es el grupo de cercanos al tirano, no súbditos, pues no se hallaban bajo su autoridad, como se ve claramente en las bromas que Anacreonte hace a Polícrates.

Como algunos de los fragmentos conservados hacen referencia a amores homosexuales, se ha supuesto que tanto él como Polícrates lo eran, aunque de Anacreonte se dice que era bisexual. Lo cierto es que se menciona a varios muchachos en los poemas: a Esmerdies, a quien amaba Polícrates, a Batilo, a quien también amó Polícrates, y a Cleóbulo, a quien parece haber amado Anacreonte. Janitzio Villamar logró demostrar que sus características físicas y lugares de origen están vinculados a los textos, de manera que por su mención se puede saber su tema y que la ironía está presente en todos ellos, a tal grado que se juega con el sexo de las cosas en aparente contradicción o error. Esto da forma a la aparente dispersión de los textos, en realidad cohesión, lo que permite reconstruirlos aún más y explicarlos.

En los últimos años, la papirología ha hallado muchos fragmentos nuevos de diversos autores griegos. Anacreonte no es la excepción. Algunos de los textos más amplios que de él conservamos proceden de papiros, lo mismo que varios comentarios a su obra, lo que ha permitido reforzar la teoría de la ironía, usada por medio de cambios de nombres, de Polícrates a Calícrates y Pilícrates, y de género, por eso la cierva con cuernos, un hombre con aspecto o manías femeninas, entre otras. Esto y la extensión de los textos, breves, de manera que tenemos varios poemas completos en los hasta ahora llamados «fragmentos», son aspectos también demostrados por Janitzio Villamar en su estudio.

La posteridad, fundamentalmente Dionisio de Halicarnaso, lo reconoció por su erudición y su estilo dulce. La erudición se debe a su excelente manejo de la lengua, la métrica y seguramente la música, hoy perdida. Lo dulce es por la facilidad de lectura, que no se dificulta o se traba, por la selección de palabras y por la increíble variedad de figuras. Muchos gramáticos lo citaron como ejemplo, lo mismo que comentaristas o cronistas del simposio, como Ateneo. Fueron ellos quienes conservaron mediante citas parte de sus textos.

Durante el periodo alejandrino, formó parte de la selección de los nueve mejores poetas. También es el único poeta griego cuya obra provocó un género específico, las «Anacreónticas», imitaciones tardías, la mayoría bizantinas. Hasta que los filólogos modernos recopilaron y ordenaron los fragmentos citados por otros autores, fueron confundidas como obras de Anacreonte. Ya en época romana ocurría esta confusión, por ejemplo en las famosas «Noches áticas», de Aulo Gelio.

Las traducciones al español son escasas y, en su mayoría, parciales. Hasta ahora, solo se han publicado dos: la de Rodríguez Adrados (1986) y la de López Noriega (2009). La de Rodríguez Adrados está en prosa y la de López Noriega deja mucho que desear, lo mismo que el estudio que la antecede, su tesis doctoral sobre Anacreonte y un par de artículos publicados en los que las interpretaciones sobre el autor desvarían garrafalmente, introduciendo los prejuicios de nuestra época como parte de lo cotidiano en la época del autor. Rodríguez Adrados escribió muchos libros sobre lírica griega y ha sido el principal recopilador de la poesía griega en el ámbitos hispánico, sin embargo, comete el error de asimilar todo a un mismo modelo, lo que no le permite llegar a conclusiones nuevas.

La versión que presentamos es la de Janitzio Villamar, que será editada próximamente. De manera parcial, se ha difundido en medios de Argentina, México y España, así como en Wikipedia.

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346. P. Oxy. 2321, fr.1/60G

y ni [siquiera te dejas atrapar]…

y tienes temerosos pensamientos

contra los demás, ¡oh, muchacho tan de buen ver!;

también te parece que en verdad
reteniéndote

férreamente
en las casas, [tu madre]

te protegerá…[y te llevará]

a las tierras cubiertas de jacintos

para que Cipris de los petrales

[te sujete como]… sujetó a los caballos:

[que habiéndolos atrapado] y de en medio habiéndolos atado

[Escaparon], lo que a ninguna mente de los ciudadanos

da esperanzas.

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¡Anda, anda Herótima!

346/65G

fr.4

y [después que] con dificultad peleaba

ahora] vuelvo a ver

y levanto la cabeza

por lo que] mucha gracia debo a Eros, porque escapé

Oh, Dio]niso, del todo, de las fatigosas

ataduras impuestas por Afrodita;

[ahora tanto] trae tanto vino en un recipiente

como trae agua hirviendo

llaman

gracia, adecuado [por]

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347a P. Oxy. 2322/71G

[Antes tanto tú eras libre] -desunt 2 versi-

[como él tenía]

y la cabellera, que a él sobre el tierno

cuello sombreaba:

ahora tanto tú estás calvo

como ella caída en manos

miserables; entera, a la negra

ceniza fue llevada,

por el corte del arrogante acero

precipitada; y yo me aflijo

por la saciedad, pues, ¿qué hará entonces

quien ni más allá de Tracia fue afortunado?

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347b P. Oxy 2322/72G

Escucho que tiene tristes pensamientos

la célebre mujer

y que dijo muchas veces esto

acusando al destino:

qué afligida estaría, madre,

si llevándome al inexorable

mar, [me] arrojaras al hirviente

de espumeantes olas…

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348/1G

Te imploro a ti, flechadora

de ciervos, rubia hija de Zeus,

señora de las salvajes fieras, Ártemis;

quien ahora, en alguna parte al borde de los remolinos

del (río) Leteo contemplas, alegre,

la ciudad (Magnesia) de los hombres de corazón temerario,

pues no cuidas de ciudadanos (tan) salvajes.

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356 a/33G

Anda ya, traednos, oh, muchacho,

un cuenco, de modo que de un solo sorbo

nos bebamos tanto diez cazos

de agua, como cinco tazas de vino,

así podré celebrar báquicamente,

esta vez, sin soberbia.

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356 b/33G

Anda esta vez, ya no así,

con estruendos y con estrépitos

la escitia bebida junto al vino

procuremos, sino

entre bellos himnos bebamos con moderación.

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357/14G

Soberano, con quien Eros domador

y las Ninfas de ojos lapislázuli

y también Afrodita purpúrea

comparten juegos, redirige hacia mí

las «elevaciones» de los montes,

te lo ruego y, propicio a mí,

ven grato y victorioso,

para que surta efecto

en Cleóbulo, bien nacido,

el mejor consejo, oh Dionisio:

que mis amores «(a)pruebe».


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358/13G

Esta vez, lanzándome una esfera púrpura,

Eros, el de áureos cabellos

me incita a jugar

con «la muchacha» de multicolores sandalias

pero «ella», porque es de la bien construida

Lesbos, tanto reprocha mi cabellera,

porque [es] blanca,

como abre la boca a otros.

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388/82G

Antes, en verdad, traía harapos, la derribada cabellera,

y lígneas arracadas en las orejas y una calva pielecita

de buey cubriéndole las costillas,

la cubierta del pésimo escudo sin lavar; comerciando,

el vil Artemón, con qué clase de afeminados prostitutos;

encontrando una vida equívoca,

exponiendo el cuello tanto a la viga, como también a la rueda

y mucho flagelaste tu espalda con un látigo de cuero,

arrancándote pelo y barba;

pero ahora monta sobre «carruajes femeninos», llevando áureos pendientes,

el hijo de Cice, y lleva una sombrillita marfileña,

semejante de este modo a las mujeres.

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395/36G

Tanto se me ven las sienes ya canas

y blanco el rostro, los dientes viejos,

como nada me ha quedado de la graciosa juventud;

no me queda mucho tiempo

de dulce vida:

por eso lloro con frecuencia,

temiendo al Tártaro,

pues es terrible el fondo del Hades

y a él penosa la bajada, pues también, definitivo,

que al descender ya nunca asciendes.

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417/78G

¿Por qué, potranca tracia,

ahora me huyes sin piedad,

observándome con el rabillo de los ojos

y parece que en nada me ves lo astuto?

Sábete que en este instante

Tanto te arrojaría el freno

Como sujetaría las riendas

Deteniendo en ambas direcciones tu carrera,

aunque ahora pastes ligera en las praderas

y te diviertas saltando,

pues no tienes un hábil jinete,

experto, que te monte.